Título: Kew Gardens y otros cuentos
Autora: Virgina Woolf
Ilustradora: Elena Ferrándiz
Traductora: Magdalena Palmer
Editorial: Nordica Libros
Páginas: 77
ISBN: 9788416440610
Volver a Virginia Woolf es como volver a casa. Es saber que llega el momento del sillón, del libro, de las palabras escritas en soledad para leerse en soledad, la soledad que nos lleva a la reflexión, pero también palabras que brotan de lo más profundo del alma, de una forma más espontanea, casi podríamos decir que más sinceras, aunque nada hay en Virginia Woolf que me haya parecido nunca impostura, o como diríamos ahora, “postureo”.
Volver con este libro a mi querida Virginia Woolf ha sido un gran acierto, y un placer; las ilustraciones de Elena Ferrándiz que le acompañan me encantan, me gustan así, difusas, como los pensamientos humanos la mayor parte de las veces. Como las palabras de Virginia Woolf, que se ven más claras con la perspectiva del tiempo y la distancia. Palabras etéreas y por ello eternas.
Pequeñas cosas que nos rodean y se nos hacen enormes montañas, y grandes montañas que no somos capaces de ver. Y así, en la claridad de la distancia asoma siempre en la pluma de la autora el ser humano.
Y de eso me habla en ese primer cuento de los tres que se compone este libro. Y digo bien si digo que es a mí a quien me habla ¡Qué sé yo de lo que a cada cual le dice Virginia Woolf!
Y así llegamos a La casa encantada, al segundo cuento, donde la literatura buceará en las profundidades de la muerte, siempre presente en MIS reflexiones cuando leo a esta autora, quizá es la vida la que está presente, quizá.
¿Somos la realidad o somos los fantasmas que creemos ver tras el cristal?
Tan extraña es la vida como la muerte, tan insegura, tan real.
Termina con un tercer relato o cuento con Una marca en la pared. Si un día escribo un cuento, dios quiera que se acerque al alma literaria que acompaña a este relato. La literatura que sueño y que siempre se esfuma cuando me acerco al papel.
¡Qué precaria es nuestra vida! Dice la autora, y cuantas cosas perdemos a lo largo de la vida, para finalmente perderla hasta a ella; encontrar el hilo que nos saque de la superficie y nos lleve a nuestro propio interior, o incluso al interior ajeno.
“… Los novelistas del futuro comprenderán cada vez más la importancia de estos reflejos, porque no hay un único reflejo, por supuesto, sino un número casi infinito; estas son las profundidades que explorarán. Los fantasmas que perseguirán…”
Muy buena fe tenía Virginia Woolf en el futuro de la literatura, imaginaría que a estas alturas el ser humano habría consigo la libertad… Y ya ven donde estamos.
Susana Hernández
Haces bien en sacar el tema de la impostura o “postureo” en lenguaje actualizado, como dices, jajaja.
Para mí, que se nota siempre, y suele ser cuando lees palabras que no te llegan, que ves que están ahí puestas sólo porque quedan bien, porque suenan a algo, pero sin embargo te das cuenta, y el mensaje finalmente no llega.
Sacar esto y a propósito de Virginia Wolf para reflejar que ella es todo menos eso, es todo un elogio y una garantía de poder sentarte a leer y mantener una buena comunicación, del escritor con los pensamientos del lector.
No sé si leeré estos tres cuentos, porque antes tengo otras muchas novelas de Virginia Wolf por leer, pero no te digo que no, porque Nórdica me gusta mucho, y esas ilustraciones me pueden hacer que decida: ¿y porqué no este antes que los demás?
Pues una de las razones que puedes darte para hacerlo es que es un precioso libro que puedes ir leyendo en tres veces, tres empujoncitos con tres copas de vino… tres noches en las que quieres un rato de disfrute personal, de relax de cuerpo para dejar que sea la mente la que haga trabajar el engranaje humano, lo que hay en lo más profundo de nosotros mismos… Y todo ello en un puñado de páginas que durarán lo que dure la copa de vino que te has servido para degustar los pensamientos.
¿Te vale? ¡Pues a por él!
Besicos !!