Hay historias que hemos leído, visto y escuchado mil veces, por ejemplo, La Bella Durmiente. Sin embargo, eso no quiere decir que conozcamos de verdad este cuento. La mayoría de personas no tienen ni idea de que el primero en escribirlo fue el italiano Giambattista Basile y que su título original era Sol, Luna y Talía. Aunque muchos sí conocen las versiones posteriores de Charles Perrault o de los hermanos Grimm. Y, por supuesto, prácticamente todos han visto el musical edulcorado de Disney… o alguna vil copia de este. Sin ir más lejos, yo. Sí, lo confieso: la primera película que vi de La Bella Durmiente fue una versión cutre que venía de regalo en algún producto del Carrefour. Y la vi varias veces, además. Años después (muchos), vi la versión Disney, tratando de saldar cuentas pendientes con mi infancia; y al poco tiempo, me regalaron un libro electrónico en el que iba incluido el cuento de Perrault, y fue de los primeros que leí. Nada que ver con el film de 1959, claro.
No es que prefiera las versiones macabras de antaño (que se pasan siete pueblos, hay que reconocerlo), pero es que la famosa película de Disney es demasiado de ñoña y hace un flaco favor a la protagonista: Aurora es la princesa Disney con menos frases de diálogo. Por eso me atrajo la revisión del cuento recientemente publicada por la editorial Dibbuks, que prometía darle un giro actual al archiconocido cuento de La Bella Durmiente.
A través de las ilustraciones de Sergio García y el guion de Lola Moral, por primera vez conocemos la historia de la Bella Durmiente de la mano de su protagonista. ¡Y ya era hora, eh! Porque resulta que esta princesa es de lo más simpática e inteligente, y ese es uno de los puntos fuertes de esta versión: el sentido del humor (con el que los adultos conectarán incluso más que sus hijos). El otro punto que merece ser destacado es su cuidada edición: una concertina de ocho cuerpos en cartoné y a color que desplegamos para contemplar la vida de Talía (el verdadero nombre de la Bella Durmiente) en un solo vistazo: desde su milagroso nacimiento, su desastroso bautizo y sus años de sueño hasta su despertar, cien años después, y las periódicas visitas de príncipes, a cada cual peor que el anterior.
La Bella Durmiente de Lola Moral y Sergio García es un cuento infantil que se lee en un momento, pero su capacidad de abrir la mente a grandes y pequeños es inmensa. A los mayores, porque nos damos cuenta de lo ninguneada que había estado esta protagonista en las infinitas versiones de su historia; y a los pequeños, porque rompe con los absurdos estereotipos que los cuentos han transmitido durante generaciones y les muestra, por fin, a una princesa autosuficiente y dueña de su destino.
No es esta la primera actualización del cuento de La Bella Durmiente ni mucho menos, pero sin duda es una actualización genial que merece ser leída. Ni la historia macabra de Perrault, ni la adaptación low cost que regalaba el Carrefour ni la ñoña versión Disney: La Bella Durmiente creada por Lola Moral y Sergio García se ha convertido en mi versión favorita de este clásico cuento de hadas.