Lo reconozco: lo primero que me llamó la atención de este libro de Bayard Taylor es que incluía la idea original de la leyenda de la bella y la bestia; al menos, eso se aseguraba en su contraportada. También me atrajeron las breves presentaciones de los protagonistas de otros relatos que componían el libro: «Dos gemelos tan idénticos que ni sus padres ni la novia de uno de ellos pueden distinguirlos. (…) Los estrafalarios miembros de una comuna que se adelanta cien años al movimiento hippy…». Pero ¿qué me encontré realmente en La bella y la bestia y cuentos del hogar?
En primer lugar, el relato que le da título: «La bella y la bestia». Es el más largo de todos, pero en sus cerca de setenta páginas no encontré similitudes con la archifamosa historia de Disney. No me estoy refiriendo a que sea una versión más cruel, como es habitual en los cuentos originales, sino a que no tienen nada que ver; ni siquiera hay una historia de amor entre los protagonistas. El único elemento en común es que hay un príncipe tiránico y una muchacha bella y bondadosa irrumpe en su vida. El propio relato asegura que es la leyenda que aún hoy se relata a lo largo del río Volga, pero que ahora se vincula a historias más amables. Supongo que una de esas versiones posteriores es la de Jeanne-Marie Leprince Beaumont, que inspiró al clásico infantil de los noventa.
Después nos encontramos ocho relatos más. En su mayoría, son las historias típicas de la literatura del siglo XIX: personajes que fingen ser quienes no son (generalmente, dicen ser pobres cuando son inmensamente ricos u ocultan su identidad por un conflicto pasado) y amores imposibles por pertenecer a clases sociales diferentes, sociedades distintas o niveles culturales distantes. Como no, los finales tienen moraleja, en las que se resalta que las buenas cualidades acaban triunfando, pese a las muchas adversidades.
Pero no todo es clásico y previsible en La bella y la bestia y cuentos del hogar. Cuando menos lo esperaba, Bayard Taylor abordaba cuestiones que hoy en día están de plena vigencia: acoso escolar, el culto a la vida sana y la reivindicación de los derechos de las mujeres. No olvidemos que estamos hablando de un autor que vivió entre 1825 y 1878, por lo que no deja de ser sorprendente que describiera situaciones que tardarían aún unos cuantos años en convertirse en realidad.
No puedo dejar de nombrar el relato «Amor gemelo», mi favorito de La bella y la bestia y cuentos del hogar, en el que unos hermanos gemelos son criados como si fueran una única persona. La premisa ya de por sí es algo perturbadora, pero es que esta relación fraternal parece amorosa en muchos momentos.
Sin duda, Bayard Taylor fue un autor curioso. Sus historias aúnan los elementos habituales de la literatura de su época con enfoques y temáticas de lo más novedosas, e el tono igual es melodramático que irónico. Esa clase de contrastes son los que hacen que merezca la pena leer La bella y la bestia y cuentos del hogar.
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