Reseña del manga “La brujita oficinista 1”, de Maka Mochida
Fandogamia siempre es una apuesta segura si buscáis un shōjo cuqui. Y si encima el manga en cuestión nos ofrece brujas y un romance a fuego lento con un cliché como es el friends to lovers, ¡para qué queremos más! ¡Yo me apunto!
La brujita oficinista 1 es el primer tomo de una serie creada por Maka Mochida. Y a pesar de ser la primera vez que leo a esta mangaka, no he tenido miedo, ya que el mundo que nos presenta, donde humanos y brujas conviven, es muy atrayente. Y en este mundo nos encontramos a Shizuka, nuestra protagonista —lo siento, pero yo escucho este nombre y automáticamente me viene a la cabeza la imagen de la amiga de Doraemon, ¿no os pasa?—. El caso es que Shizuka es una bruja muy pero que muy buena, demasiado buena y generosa, de hecho. Tanto que de buena es tonta, porque se deja manipular y manejar por el resto de forma muy sencilla. Nunca discute y es incapaz de negarse a nada que le pidan. Ella ofrece sus poderes y su magia para cualquier tarea y ayuda sin esperar nada a cambio. De verdad que a mí me han dado ganas de estrangularla y al mismo tiempo de abrazarla y protegerla de la maldad del mundo que la rodea.
Justo eso le pasa a Misono, nuestro caballero, nuestro príncipe del cuento. El tímido, reservado y noble amigo de Shizuka que trabaja en la misma empresa que ella y que poco a poco siente cómo sus sentimientos van cambiando, de una bonita amistad a un amor puro y hermoso. Muy tierno, ¿verdad?
En fin, que ambos son amigos, vuelven a casa juntos en escoba, se ayudan, se cubren si uno llega tarde a una reunión, ese tipo de cosas. Y los lectores vamos siendo testigos de ese bonito romance que se cuece a fuego lento. Todo ello en viñetas adorables con unos dibujos tremendamente expresivos: sonrisas tímidas, ojos enormes y miradas llenas de brillo y anhelo. Además, la autora sabe muy bien cómo reflejar en esos dibujos las emociones y los sentimientos más profundos que pasan por el corazón de nuestros protagonistas: el miedo al rechazo, el miedo a una relación amorosa nueva y preciosa, la alegría, el rencor, la tristeza y tantas más con las que nos vamos topando en cada página.
Páginas cuquis y llenas de azúcar, sí. Sin embargo, Shizuka me ha llegado a cansar en determinados momentos por su forma de ser tan extremadamente bondadosa sin un ápice de maldad ni picardía. ¿Y Misono? Él me ha gustado más, por sus ganas de abrirle los ojos a Shizuka, sobre todo cuando aparece en escena el terrible ex novio, aprovechado y cara dura.
Quizás justo ese personaje, Akira Hiwatari, el ex novio engreído, es justo lo que necesita la historia para encender del todo la chispa entre los protagonistas. Gracias a Akira, Shizuka tendrá que intentar cambiar, evolucionar y madurar como mujer y como bruja y actuar de un modo más decidido. Esa situación le obligará a ser más fuerte, a hacer de tripas corazón y a coger al toro por los cuernos para que su vida amorosa tome un nuevo rumbo donde ella sea la directora de su propia obra y no la marioneta.
Lo que más me ha gustado es el hecho de que Shizuka comprenda que no es posible agradar a todo el mundo con nuestras acciones, porque todas nuestras decisiones tienen consecuencias, buenas para unos, malas para otros. Y nosotros debemos afrontarlo y aprender a convivir con ello sin sentirnos mal.
También, la aparición de Akira empujará a Misono a replantearse sus sentimientos por Shizuka y a luchar por ella, claro está, por lo que a pesar de ser Akira un estúpido y un cara dura, no deja de ser un personaje totalmente imprescindible en nuestra historia para que nuestra joven bruja y nuestro príncipe oficinista sean conscientes de sus verdaderos sentimientos.
Y no puedo acabar sin mencionar a otros dos personajes que también aportan su granito de arena a la historia y que además me han encantado por su forma de ser: Tsubasa, el hermano de Shizuka, siempre pinchando a la pobre brujita; y Komachi, el amigo/mascota/Pepito Grillo de nuestra chica, siempre atento y pendiente de su bienestar, listo para dar consejos y regañar a Shizuka si hace falta.
En definitiva, Maka Mochida se cuela entre mis mangakas preferidas junto a Mai Ando con su shōjo La brujita oficinista 1, un primer tomo lleno de amor, risas y magia que estoy segura vais a disfrutar si os gustan los manga con brujas, lecciones de vida y un amor tan puro y dulce como el algodón de azúcar.