Reseña del cómic «La Cábala Pinkerton», de Javier Marquina, Luis Morocho y Braulio Morocho
Los que tengan cierta edad y hayan visto pelis del oeste reconocerán el nombre de Pinkerton. La famosa agencia, la primera según se comenta, de detectives, que también se dedicaban a proteger ferrocarriles y al noble oficio de las cazarrecompensas.
Es lo primero que me vino a la cabeza al ver el cómic que hoy os traigo. Lo segundo fue Lovecraft. El puto Lovecraft que está por todas partes como si fuera Harry Potter. Pero no, afortunadamente no* tiene nada que ver con primigenios ni cthulus, aunque puede que algo de intención o de homenaje haya en alguno de los diseños de personajes del interior. Y algo de horror cósmico, pero se puede leer. Entre eso, La Cosa de Carpenter y unas cuantas de Cronenberg se mueve este cómic dentro del apartado de lo asquerosito.
La cábala Pinkerton es una organización secreta que no existe en un mundo lleno de peligros, como Michael Knight, especializada en lo arcano y paranormal. Un poco también como sucedía en el cómic de Miller The order, en el que los buenos tienen que evitar que los monstruos se hagan realidad.
En esta (supongo que primera) aventura, titulada La cábala Pinkerton. Nieve roja, dos de sus agentes acuden a Yukontown para impedir que una mierda que no pisaba la tierra desde hace eones borre la civilización humana de la existencia.
La historia no es que sea original pero entretiene, sobre todo la relación entre los dos agentes, Sarah y Samuel. Desde que salen del hotelito, no hay un momento de respiro, es todo acción, balas, golpes, sangre, cuchilladas y flechas alcanzando objetivos blandos.
Todo se va a desmadrar de forma considerable y no sabemos si habrá posibilidad de encauzar todo porque los malos van con ventaja. Con mucha ventaja.
«¿Cuántos puntos en la escala de estupideces obvias gano si digo que toda esta mierda me huele jodidamente mal?»
Antes de la mitad tendremos una breve analepsis sobre el fundador de esta peculiar sociedad y de su hija, Sarah, y ya en seguida la traca final con la sorpresa añadida del otro agente y… hasta aquí puedo hablar, que ya me parece que me he ido de la lengua más de lo necesario.
El cómic tiene muy buen ritmo, la química entre la pareja protagonista es creíble así como los diálogos, la ambientación y el vestuario. El dibujo es lo más irregular. Hay viñetas en las que Morocho lo borda y otras en las que no termina de convencerme, pero esto del dibujo es, como he dicho en otras ocasiones, algo muy subjetivo.
Para ir acabando: La cábala Pinkerton. Nieve roja, es un cómic que se lee tan a gusto que no te das ni cuenta. Tiene un argumento que, aunque ya visto, está bien construido, unos personajes firmes y sólidos, tridimensionales, un humor que no es zafio y no estropea los momentos claves y unos guiños (Twain, Crowley) que provocarán la sonrisa.
Así pues, un buen entretenimiento y sí, me temo que con tintes lovecraftianos, pero bueno, ¿qué se le va a hacer?, un día es un día y hoy es tan bueno como otro para leer este western cósmico.
PD: Y no sé por qué, tal vez me equivoco, pero me da la sensación de que habrá más aventuras de esta organización.
(*) quien dice no, dice sí.