Reseña del libro “La caravana de la muerte. Las víctimas de Pinochet”, de Gervasio Sánchez
No es fácil hablar de los libros que nos ofrece el reconocido fotoperiodista Gervasio Sánchez. Y es que sus imágenes, cada una de ellas, son en sí mismo una historia, y como estamos hablando de un profesional de la fotografía en lugares y tiempos durísimos, es tanto lo que se siente que el disparo de su cámara impacta directamente en quien está frente a la imagen resultante.
Hace algún tiempo, les hablé de otra de sus obras, La destrucción del alma, allí ya les presentaba a este fotoperiodista especialista en guerras, en dolor y soledades.
En aquel libro hablaban algunas protagonistas de la guerra de los Balcanes, esa guerra que teníamos en la puerta de casa pero a la que nadie quería mirar…
La caravana de la muerte, tuvo una primera edición en 2001, y creo que ha sido de lo más acertado que tanto la Editorial Blume, como el propio Gervasio, se hayan propuesto que recordemos, con ocasión del 50 aniversario del golpe de estado de Pinochet, aquel fatídico 11 de septiembre de 1973 en el que Chile perdía su democracia.
Gervasio Sánchez nos dejará escuchar, a través de sus imágenes, y de las voces de los familiares y supervivientes, lo que pasó y quienes fueron los asesinados, desaparecidos y algunos supervivientes de esa terrorífica caravana de la muerte que se inicia el día 4 de Octubre de 1973 en Cauquenes, y tras su paso por Santiago proseguirá hacia el norte llegando el día 16 a La serena, el día 17 a Copiapó y el 19 a Antofagasta y Calama.
En estos foto libros experienciales a lo que nos tiene acostumbrados el autor, es importantísimo leer todas las introducciones, tanto ese prólogo en el que José Saramago nos dijo que “No es posible escribirle un prólogo al dolor…”. Y efectivamente debió serle terriblemente doloroso escribir este corto pero intenso texto, porque como bien sabemos, es muy difícil dejar atrás el olvido y el dolor cuando los muertos siguen sin poder contar su historia.
Patricia Verdugo será la voz que nos llevará a la historia, a ella se le otorgó de forma merecidísima el Premio Nacional de Periodismo de Chile en 1997, pero sobre todo importa su palabra como periodista y escritora comprometida con la Democracia, la Libertad y los Derechos Humanos. Patricia falleció en 2008 con 60 años, una lástima que no haya podido ver y trabajar por el devenir de su país. Ella que como muchas otras fue valiente y generosa
Finalmente leeremos la introducción del propio Gervasio Sánchez, de la que yo he hecho una detenida lectura porque siempre es capaz de emocionar, además de por sus imágenes también por sus palabras. Palabras concretas y muy acertadas tendentes a no dejar cabos sueltos, a que se haga justicia.
Después… EL DOLOR DE LAS VÍCTIMAS
PERSONAS VALIENTES que dan testimonio de sus dolorosas pérdidas. Y mucho más… Con mucho más me refiero a los testimonios de aquellos que sobrevivieron a esa caravana.
A todos ellos podemos ver a través de sus palabras como la vida a girado en torno a sus muertos y desaparecidos. La mayoría mujeres. Mujeres diversas con un nexo común la necesidad de seguir viviendo, cada cual como puede afrontar su futuro, fácil no fue para nadie.
Tanto me ha emocionado la vida de una esposa que valientemente fue querellante y abogada en la primera querella de la Caravana de la muerte, como otra sin estudios ni posibilidades que quedó con varios hijos… Y ni tan siquiera viuda porque su marido es uno de los ejecutados aun desaparecidos. Emoción al leer a hijos a los que se les había ocultado la realidad familiar, y aquellos otros que llevan siempre su imagen en la memoria.
La historia de Chile siempre me ha interesado, quizá porque cuando yo tenía muy pocos años había una amiga en la familia que nos contaba lo terrible que había sido moverse por Chile, en el que ella vivía durante el golpe de estado, en cuanto pudo regresó a España, allí todo el mundo con un poco de conciencia, nos decía, corría peligro.
Nunca se sale indemne de una injusticia de este calado, se sale dolido, se sale llorando y rabiando, también se sale mirando al futuro con cierto resquemor, porque no somos ciegos, y todos sabemos que la justicia, cuando llega tan tarde, deja de ser justicia.
Gracias por no dejarnos olvidar la historia, Gervasio, porque aunque duela, todos tenemos derecho a saber la verdad.
Seagradece el esfuerzo de dejar constancia, aunque sea dolorosa, pero al final es la verdadera cura del desgarro en el alma.
Estoy completamente de acuerdo, recordar es respetar la memoria. Gracias, Alí.