Hoy vengo a hablaros de un libro crudo. Un libro cuya historia desgarra y duele desde el principio hasta el final. Y todavía es mucho más hiriente cuando nos damos cuenta de que lo que tenemos delante de nosotros es algo tan real como el papel que estamos tocando.
Si estás preparado para vivir esta experiencia, pronto viajarás a Nigeria de la mano de Edna O’Brien para conocer a Maryam, una joven que fue secuestrada por el grupo terrorista Boko Haram junto a varias de sus compañeras de colegio. Maryam contará cómo fue secuestrada y violada en numerosas ocasiones. Cómo la obligaron a casarse con un hombre en contra de su voluntad. Cómo tuvo que huir con un bebé para alejarse lo máximo de esa tortura. Y cómo se enfrentó a lo que le vino después.
No lo voy a negar, leer La chica ha sido para mí una experiencia muy compleja. Tenía muchas ganas de descubrir a esta autora y cuando supe que a sus más de ochenta años había decidido dar voz a estas niñas que tanto callan, ni me lo pensé. Y quizá duele tanto porque el lector sabe en todo momento que no es un relato inventado por la autora, que no es fruto de su imaginación ni ha cogido a una persona inexistente para hacerla protagonista de su libro. Duele tanto porque saber que fue la propia autora la que decidió viajar a Nigeria para poder entrevistar a esas chicas y hacerlas así protagonistas de esta historia quita el aliento como si nos echaran una jarra de agua helada a la cara. No le ha hecho falta inventarse nada, no ha tenido que dejar volar su imaginación, ya que la realidad muchas veces supera a la ficción.
Me gusta mucho leer las críticas de los libros que tengo entre las manos para aprender de otros puntos de vista y saber cómo han sentido esas mismas palabras otros lectores. En este caso me he encontrado muchos comentarios regulares porque el lector no estaba preparado para la crudeza que se iba a encontrar dentro del libro. Por eso creo que es necesario recalcarlo para que nadie que se adentre en esta historia vaya con la intención de encontrarse un relato amable. Si está buscando eso, mejor que se vaya a otra parte. En cambio, si está preparado para escuchar la verdad, sentirla en su piel y todas las consecuencias que ello acarrea, le doy la más cálida bienvenida.
Porque las consecuencias de este libro son tremendas. Te aseguro que tú, lector, no podrás volver a ver las noticias de la misma forma en que lo hacías antes de abrirlo. Quizás esa distancia que existe entre las historias que ves en la televisión y tu sofá quede diluida para siempre en un único recuerdo: el relato tan sincero de Maryam. Puede que cada vez que escuches hablar de niñas secuestradas en Nigeria te des cuenta de todo lo que ello significa, puede que le pongas voz a esa niña que está en el televisor y que no sabe muy bien qué es lo que está ocurriendo. O puede que sí que lo sepa —seguramente así sea, una historia para no dormir contada desde la cuna—, pero que en el fondo no se la quiere creer porque es imposible que un ser humano le haga esas cosas a otro.
Pero claro que las hace. Si algo he aprendido después de leer La chica, de Edna O’Brian, es que las personas somos capaces de absolutamente todo. De hacer la cosa más bella del mundo y de cometer el crimen más atroz. A Maryam no le hizo falta abrir un libro para aprender esa lección.