La cinta roja, de Carmen Posadas
Título: La cinta roja
Autora: Carmen Posadas
Editorial: Espasa
Páginas: 592
ISBN: 9788467032758
No hace mucho tiempo vino Carmen Posadas a mi pueblo, (aunque a muchos les dará un dolor de estómago porque así lo nombre y no “ciudad”), a presentar su último libro, El testigo invisible, que ya les advierto que no he leído.
No puede estar en esa presentación, y bien que lo sentí, porque aun cuando nada había leído de ella, más allá de los artículos de algunas revistas, he de reconocer que tiene un público fiel y que sin yo haber leído ninguno de sus libros no era quien para parecerme mejor ni peor. Fue este hecho, y la buena impresión que dejó en los que fueron a pasar ese rato con ella, lo que me hizo sentir alguna curiosidad por, al menos, empezar una de sus novelas, y cerré los ojos y seleccioné una, y el resultado fue: La cinta roja.
Y la lectura, como ven, e incluso para mi propia sorpresa, ha sido todo un acierto. Luego habrá que dar gracias a la divina providencia por la elección. Y por haber puesto ante mis ojos esta historia de Teresa Cabarrús, contada de forma extraordinaria por Carmen Posadas. Dicho queda.
No siendo una gran lectora de novela histórica, debo reconocer que la recreación de la época que hace la autora es exquisita y llena de detalles, pero lejos de aburrir, la autora sabe imprimir interés en todo lo dicho: Colores, olores, texturas… Es que, incluso puedes imaginártela a ella sentada a tu lado, y pareciera que estuviera contándote la historia de su vida, que, claro, siendo también muy interesante y glamorosa, nada tiene que ver con la de la española Teresa Cabarrús, una mujer impresionante que pudo, y de hecho fue, un elemento importante en el devenir de la Revolución Francesa. Así pues, este libro contado en primera persona se me ha hecho entretenido a la par que instructivo y elegante.
La cinta roja recorrerá los años de la vida de la hija del conde de Cabarrús (algo así como el Ministro de economía de Carlos III y hombre que fundara lo que hasta nosotros ha llegado como Banco de España), Teresa nació, como “Manolito gafotas”, en Carabanchel alto, aunque nuestra protagonista lo hizo allá por el año 1773, y fuese, al parecer, una mujer de gran belleza e inteligencia.
Teresa Cabarrús viaja, siendo casi una niña, con su madre y con Leandro Fernández de Moratín, (sí, sí, el de El sí de la las niñas) amigo de la familia, hasta Francia, donde trasladaban a la menor a fin de mejorar su formación y encontrarle un buen partido. Nadie podía preveer que aquella sería la última vez que la niña vería España.
En 1788, con tan solo 15 años, se casa con el marqués Jean-Jacques-Devin de Fontenay con el que tuvo un hijo y del que se divorciaría en el 92, trasladándose a Burdeos donde viviría grandes aventuras y salvó un gran número de vidas, ya que allí conocería y ejercería una gran influencia sobre uno de los principales protagonistas de la Revolución Francesa, Juan Lamberto Tallien, elegido por la convención nacional para controlar la insurrección girondina en Burdeos. Y aunque haya quedado silenciado en la historia contada en los libros, nuestra Teresa Cabarrús parece que estuvo en el origen del golpe de estado que acabo con la vida de Robespierre.
Sí, llegó a casarse con Tallín, fue amiga de Josefina, amante de hombres como Barras o el banquero Ouvrard, con el que también tuvo varios hijos, y finalmente se divorció de Tallien para casarse con François Joseph de Riquet de Caraman, que fuera conde de Caraman, y posteriormente príncipe de Chimay, con el finalmente envejeció rodeada de sus muchos hijos.
Y como ya les digo todo esto de la historia está muy bien, pero lo interesante es la forma en la que Carmen Posadas se enfrenta a ella, desde la visión de la propia Teresa Cabarrús, un personaje impresionante que ella sabe hacer crecer a través de la páginas. Personalizando en ella la capacidad que, en general, tienen los seres inteligentes para adaptarse al medio y sobrevivir, utilizando todas las armas que uno tiene a su disposición.
Teresa las utilizó todas y las utilizó bien. De la misma forma que debo decir que Carmen posadas utiliza todos los medios que la literatura pone a su disposición para darnos una amplia visión de lo que pudo ser la Revolución Francesa a través de la voz y la vida de Teresa Cabarrús, y los utiliza muy bien.
P.D.: No les he hablado de la otra protagonista, la guillotina, que rondará el cuello de nuestra bella amiga durante gran parte del libro
Susana Hernández
Y sobrevivió a la guillotina, ¿no? Si no he entendido mal, parece que consiguió escapar y morir acompañada de su último amor y sus muchos hijos. Jeje. Hay que ser inteligente para adaptarse así a un siglo que no quisiéramos ninguna de las mujeres del siglo XXI.
Yo tampoco soy últimamente de novela histórica, así que si tú acabas encantada con esta historia de Teresa Cabarrús y la revolución francesa, pues entiendo que esta novela bien vale la excepción. Que valores a la escritora y su capacidad de traer un pedacito de la Historia tan amenamente contada y tan inteligentemente construida me anima a leerla, a ver si se me va pegando algo, 🙂
Si, si acaba con su cabecita completa, pero vio muchísimas caer rodando a su alrededor. Es cierto, Icíar, lo primero que pensé de esta mujer es que era muy inteligente, pero es que para poder sobrevivir en ese momento había que serlo, y como dices tener una gran capacidad de adaptación, y supongo que en esa capacidad tiene mucho que ver el ser mu¡jer, aprender a hacer cosas entre bastidores , y haciendo creer a los que se creen grandes hombres, que son ellos los que hacen y consiguen 😉
Por cierto, nunca había sabido de donde viene eso de que unos sean de “izquierdas” y otros de “derechas”, pues en este libro está muy bien explicado (Tiene que ver con el lugar que ocupaban las posiciones más o menos radicales en la Asamblea francesa jejeje ves, siempre se aprende de los libros
Besicos!!!
Por cierto, lo de “mi pueblo”, yo no sé si queda mal o no, pero en cualquier caso, ya lo quisieran muchas ciudades, jeje hay que ver todo lo que conseguís, hasta que os visite Carmen Posadas!
En realidad somos una Villa, como Madrid, por poner un ejemplo jajajaj, será por eso que nuestra vida cultural no le va a la zaga 😀
Me la anoto, Susana, que si lo has pasado bien, para mí es suficiente 😉
un beso,
Ale.
Pues la verdad es que sí, lo he pasado bien y he aprendido algo de historia y la vida de una mujer de lo más interesante. Así que sin miedo alguno te digo: Avanti, amiga!!!