El desenlace de una saga que has disfrutado desde el principio siempre es triste y, en este caso, aunque sí me ha parecido triste desde el principio me ha encantado la sensación de nostalgia que me ha despertado al recordar los motivos por los que amo esta saga y el estilo de escribir de su autora, Kiera Cass. A pesar de no ser el mejor de los cinco libros principales que componen la saga La Selección, este libro ha supuesto una entretenida lectura de verano que he terminado con una gran sonrisa en la boca.
La corona comienza cuando la princesa Eadlyn, que ya conocimos en el anterior libro, se ve obligada a ascender como Reina Regente tras los problemas de salud de su madre. Además, se ve obligada a reducir a sus pretendientes de la Selección a la Élite, es decir, a seis únicos pretendientes, tras enterarse a través de la carta de su hermano de que su pueblo la odia y existe una posibilidad de que comiencen una rebelión. Por ello, decide que dejarse conocer y abrir su corazón a uno de estos jóvenes la ayudará a que el pueblo vea la persona que ella realmente es.
A partir de esta premisa, las cosas se empiezan a complicar para la princesa, que debe afrontar muchos problemas en este libro. Tanto las dificultades que surgen en su reinado y en su país como su indecisión en elegir a su futuro marido le cuestan a Eadlyn mucho sudor y lágrimas. Pero no todo es sufrimiento, pues la princesa también disfruta mucho a lo largo de este proceso y nos demuestra su evolución en cuanto al anterior libro. Ya no es una joven inmadura, prepotente y egoísta sino que nos muestra su cara más amable, sensible y comprometida no solo con su pueblo, sino también con su familia y sus pretendientes. Este es uno de los puntos que más me ha gustado del libro, pues llegamos a conocer por fin quien es realmente la hija de America y Maxon. Y, hablando de estos últimos, a pesar de que aparecen bastante poco en esta historia, sus apariciones surgen en los momentos más importantes para recordarnos los motivos por los que nos enamoramos de ellos en los tres primeros libros. No solo apoyan incondicionalmente a Eadlyn, sino que la ayudan a creer en ella misma para gobernar de la mejor forma posible el país y, a la vez, ser feliz.
En cuanto a la historia, a pesar de avanzar más lentamente que los anteriores libros, te mantiene enganchado para conocer con cuál de los pretendientes se quedará Eadlyn y por qué y para saber si estará a la altura que requiere la “Corona”. Me ha dado la impresión de que en este libro Kiera Cass se ha centrado más en la política y en cómo convertirse en una buena reina para Illéa que en la historia de amor. Y quizás ha sido lo más acertado, pues creo que ha cambiado respecto a los anteriores libros. Sin embargo y por este motivo, no llegamos a conocer realmente a los pretendientes y ninguno me ha llegado al corazón, da la impresión de que son todos demasiado perfectos e irreales y no me he sentido muy identificada.
El resto de los personajes secundarios me han encantado. Han aparecido muchos de los primeros libros, que ya han crecido pero que siguen siendo los personajes brillantes que eran. Por último, una de las revelaciones acerca de un personaje en concreto que se hacen al final del libro, además de impresionarme, me ha encantado por ser totalmente inesperada y acertada y ha sido el broche de oro a una saga que siempre recordaré.
A pesar de no estar a la altura del resto de libros, La corona supone un final perfecto para esta saga que tantos corazones se ha ganado y cuyas frases y personajes recordaremos durante mucho tiempo. La saga La Selección la componen una serie de libros muy entretenidos y especiales, dirigidos al público juvenil-adulto (aunque la verdad es que la podrían disfrutar todo tipo de personas), que te tendrán totalmente enganchado hasta el final y que se leen prácticamente de una sentada, pues todos los libros son bastantes cortos. Amor, amistad, poder, ambición, intriga y lucha de clases en cinco libros y cinco historias cortas que sacarán tu lado más romántico.