Llega la tarde del viernes. Me dirijo a la tienda de cómics de mi barrio a comprar una historieta con la paga que he conseguido paseando al perro de mi vecina. Un chucho muy majo. Los estantes están repletos de novedades, pero esta semana solo puedo comprar uno de los tebeos nuevos. Veamos, ¿cuál cojo? ¡Oh, una nueva historia de Swampy! ¡Y escrita por su creador, Len Wein! Me llevo este: La cosa del pantano. La muerte no descansa.
Podría ir a mi casa y leerlo en mi cuarto, pero hoy hace un día estupendo para ir a la casa-árbol que construí con mis mejores amigos. Seguro que ellos ya están allí. Nos reunimos todos los viernes e intercambiamos cómics que hemos leído. Seguro que les flipa este último que me he comprado. Además, al ser en tapa dura, me aseguro de que mi amigo «el manazas» no lo rasga como hizo con la última grapa que le presté.
La última historia que leí sobre La cosa del pantano fue en la serie regular que escribió Scott Snyder junto a los dibujos de Yanick Paquette, y que ECC editó en España allá por 2012. Aquello fue un viaje psicodélico de ilustraciones que te introducían de lleno en el mundo del verde y un guion tan bien elaborado que era imposible dejar de leer. Es más, no querías dejar de hacerlo. He de reconocer que fue mi primera incursión en las historietas de la cosa del pantano y celebro que fuera así. Un ritmo y una calidad estremecedora. Una reinvención del personaje por parte de dos artistas del cómic que, juntos, hicieron un trabajo sobresaliente.
Una vez terminada aquella etapa, la serie la continuaron otros guionistas y dibujantes y perdí el interés en ella. Y ahora que he vuelto a ver a Swampy en portada y devuelto a la actualidad por su creador original, decidí que era el momento de reengancharme. Y ha sido un acierto. Diferente. Muy diferente a la etapa que he mencionado de Snyder/Paquette. Es más, creo que esta nueva historia de la cosa del pantano es la historieta ideal para leer en la casa-árbol. Por su tono setentero de guion sencillo y de rápida solución por parte de nuestro avatar del verde; por sus viñetas que secuencialmente narran la historia —aquí podría prescindirse de los textos que las acompañan— y nos hace viajar desde la ciénaga hasta el Himalaya (fascinantes dibujos de Kelley Jones); y por su peculiar tono ligero de terror, algo pasado de moda, pero con mucho encanto, en el que Alec Holland, la cosa del pantano original, se enfrenta a monstruos que acechan el bosque donde habita.
En la era en la que los cómics de superhéroes se están viendo mermados por la calidad de historias más adultas alejadas del tono poderoso y heroico de sus protagonistas, de vez en cuando se agradecen historias simples y ligeras para leer una tarde tranquila con tus amigos. Puede que el regreso de la cosa del pantano por parte de Len Wein no haya sido tan espectacular como me pareció en los cómics de Snyder/Paquette, pero creo que ha conseguido devolver la personalidad de unas historietas de otro tiempo que, para lectores con cierto gusto y encanto por disfrutar del placer de leer cómics entretenidos, no van a sentirse para nada decepcionados.
Por las páginas de La cosa del pantano. La muerte no descansa desfilan personajes míticos del universo oscuro y sobrenatural de DC como son Fantasma Errante, Deadman o uno de mis favoritos, Espectro, del que ya pude disfrutar hace bien poco de sus fabulosas historias en Gotham a medianoche. Y es que en este cómic, Alec Holland se ha cansado ya de ser el avatar del mundo verde. Se ha cansado de pelear, como medio de distracción y juego, con cocodrilos, serpientes y demás habitantes del pantano. Se ha cansado de combatir el mal desde esa ciénaga en la que ha quedado atrapado durante tanto tiempo que ya ni recuerda. Quiere volver a ser humano, recuperar su vida y tener una oportunidad de comenzar de cero. Pero cuando tiene la oportunidad, algo procedente de lo más oscuro y putrefacto del mundo resurge y Alec se demostrará a sí mismo quién es en realidad y cuál es su cometido.
Seguro que cuando llegue a mi casa-árbol mis amigos querrán quitarme el cómic de las manos en cuanto lo vean. ¿Cómo no hacerlo? Ellos, al igual que me ocurría a mí, estaban deseando encontrarse de nuevo con este personaje de culto que, con el paso del tiempo, no ha perdido un ápice de su estilo y encanto con el que fue creado. Y si tú también piensas así, desearás volver a los tiempos en los que te reunías con amigos después del colegio para intercambiar tebeos. Si es en una casa-árbol como los americanos, mejor. La cosa del pantano ha vuelto.