Aunque uno por edad pertenece a la generación millennial, ando lejos de considerarme uno más dentro de este grupo social. Sin embargo, voy a coger prestada una de sus palabras más utilizadas para hablar de la reseña de hoy. Y es que vengo a hablaros de Diego Ameixeiras, uno de los escritores españoles de novela negra con más hype del momento. Desde hace un año no he parado de ver en periódicos, blogs y redes sociales buenas críticas hacia su anterior novela, Conduce rápido, que incluso aparece entre las nominadas a los premios más importantes de los festivales noir que tanto abundan en nuestra península. Tanto es así que ya tenía la intención este verano de hacerme con la novela para comprobar de primera mano todo lo bueno que de ella se dice. Pero como la actualidad manda, he aprovechado que Akal publicaba su última historia, La crueldad de abril, para empezar a conocer a este escritor.
Diego Ameixeiras lleva años publicando con éxito en Galicia, siendo considerado por muchos uno de los mejores escritores en lengua gallega de la actualidad. Sus novelas reflejan nuestra realidad social y política a través de la marginalidad y la delincuencia. En La crueldad de abril todo empieza con la muerte de dos vagabundos en el incendio de la vivienda que ocupaban. Una noticia a la que cualquier medio de comunicación le dedicaría unos pocos minutos, pero en la que el autor ve la oportunidad de retratar un mundo que, pese a no ser el nuestro, tenemos ante nuestras narices y convivimos con él, por más que nos esforcemos en mirar hacia otro lado.
La novela, que se lee en un suspiro, se desarrolla a base de capítulos cortos. El ritmo que imprime Diego a la trama es pausado, con una escritura subyugante, con cierta crítica social y en ocasiones llena de lirismo, representado a la perfección en el personaje de Elvira. Su ritmo pausado contrasta con tramos violentos cada cierto tiempo, a modo de bofetada a un lector que va descubriendo de ese modo todas las piezas del puzle. Sin embargo, a pesar de contar solo con 132 páginas, la novela ofrece al lector más contenido que muchas que cuentan en su haber con 400 o 500, dando por válido el dicho aquel de “lo bueno, si breve, dos veces bueno”.
La crueldad de abril propone una narración dura y cruenta. Ameixeiras compone una novela de suburbios, pobreza, droga e inanición. Una historia con aroma a perdedor y a marginalidad. Una novela llena de personajes de los bajos fondos, para los que vivir es un castigo divino que les ha sido impuesto, y cuya única solución es convivir con el hastío que provoca el día a día.
Pasan los años y la novela negra española sigue demostrando que todavía puede sorprender a sus lectores. En este caso Diego Ameixeiras nos enseña una nueva forma de afrontar este género, alejado de los focos policiales o detectivescos y centrado solo en los perdedores de la historia, esos a los que muchas veces solemos obviar. Y también nos enseña que no hace falta contarlo todo, pues el lector es capaz de sacar sus propias conclusiones rellenando los silencios y las páginas en blanco que ofrece el libro.
Si antes de leer La crueldad de abril ya tenía programada para este verano la lectura de algún otro libro de Diego Ameixeiras, después de esta experiencia tan notable habrá que darle prioridad dentro de mi larga lista de lecturas pendientes.
César Malagón @malagonc