La desaparición de Stephanie Mailer, de Joël Dicker

La desaparición de Stephanie MailerYo también leí La verdad sobre el caso Harry Quebert, y también sucumbí a los encantos literarios de Jöel Dicker. El libro lo devoré el verano de 2012 durante unos días que pasé de vacaciones en casa de mis padres. Mi padre es un buen lector; le gusta la novela histórica y también la novela negra. Compra siempre novedades, así que esa es la literatura que suelo encontrar por su casa, y ese es el motivo por el que generalmente voy a ella sin libros propios.

Aquella historia me gustó, la disfruté y no le di más vueltas al asunto. Luego leí muchas reseñas y comentarios sobre ese libro. En Septiembre un compañero lo reseñó para Libros y Literatura y aquí terminó mi historia con Joël Dicker. Bueno, para decir la verdad, reconoceré que también leí la reseña de El libro de los Baltimore (2016) que hizo mi querido compañero Andrés Barrero.

También he de reconocerles que en ningún momento había investigado, ni un poco, sobre la vida de este autor, y ahora, tras la lectura de La desaparición de Stéphanie Mailer, he pensado que era el momento de prestarle un poco más de atención por mi parte. Ahora sé que es bastante joven (1985), que es suizo y francófono, y que ha recibido ya todos los premios que a cualquier autor de novela negra le encantaría poseer con su edad, que se ha dedicado en cuerpo y alma a la literatura y que tiene una clara visión de la actualidad que le ha tocado vivir, así que resulta muy natural la introducción de tramas muy actuales que preocupan o interesan a la nuevas generaciones.

Esta novela de más de setecientas páginas me ha gustado, me ha enganchado durante estos días tórridos de Julio, lo he pasado bien y he recordado la primera experiencia que tuve con este autor. Está claro que los amantes del género están, o estamos, de fiesta mayor en los últimos tiempos, solo tenemos que volver la vista hacia el último Premio Princesa de Asturias que se otorgó a la escritora francesa Fred Vargas. Pero para mí, que leía excepcionalmente novela negra, es un género que si miran en mis últimas reseñas verán que me ha atrapado, y ello porque hoy por hoy son novelas que contienen casi todo lo que el lector puede buscar.

Para mí este es un género que ha crecido enormemente y sus autores han asumido, además de la consabida crítica social, el misterio, la trama psicológica y todo aquello a lo que nos referimos cuando hablamos de un thriller, eso es hoy una buena novela negra y eso es lo que ha conseguido Joël Dicker. Quizá si hubiera que poner un pero al libro sería que lo podría haber pulido un poco más, quiero decir que él ha contado que era una historia de más de 1200 páginas y que ha debido reducirlo a casi la mitad quitando algo de paja, pues eso, que podía haberla dejado en cien menos sin problema, pero a mí tampoco me han molestado esas cien páginas que algunos dicen que están de más, porque yo me he dado el gusto de leer sin prisa y disfrutando de la trama.

Toda la novela gira en torno a los hechos ocurridos en Orphea la noche del 30 de Julio de 1994, una fecha que quedará grabada en la memoria de todos los habitantes de esa pequeña y tranquila localidad, pero también en la del lector.

Y fíjense, yo que no cuento nunca nada de las tramas, les voy a contar que Samuel recorre las calles de la ciudad buscando a su mujer, encuentra su cadáver a escasos metros de la casa del Alcalde, también él y toda su familia han sido asesinados. Ya ven todo lo que les he contado y en realidad solo es el arranque de la novela, todo el desarrollo nos lo irán contando de forma coral varios de los personajes. Capítulos cortos, cambios de personaje, idas y venidas de 1994 a 2014 y todo ello sin que el lector levante la cabeza ni para tragar…

Jesse Rosenberg y Derek Scott son los dos policías que llevaron la investigación en su día, Anna Kanner es la subjefa actual de la policía de Orphea que se une a ellos al reabrirse la causa. Siempre es importante otra mirada al retomar viejos temas. Es como cuando uno relee su propio texto, llega un momento en que deja de ser crítico con él, hace falta siempre la mirada de otra persona. Y así nos van llevando de la trama principal a las muchas subtramas que hay en el libro, todas perfectamente entrelazadas, sólidas, casi lógicas, haciendo que el lector resista a los muchos virajes que toma, pero dejando que conserve la esperanza de resolverlo antes del punto y final.

¿Temas a los que nos acerca? Todos, desde la literatura, el teatro o el periodismo hasta las tramas más oscuras de corrupción… La vida y la muerte, eso es lo que pasa en La desaparición de Stéphanie Mailer, y como hablamos de la vida y de la muerte, también habrá amor y deseo, y tristeza y engaños… Y las mujeres, a las que nunca se nos regala nada.

2 comentarios en «La desaparición de Stephanie Mailer, de Joël Dicker»

  1. A mí sin embargo, el de la verdad de Harry Beckett me gustó a medias, digo a medias porque me enganchó la Tt rama, pero una vez conocida poco más te deja, por eso con éste ya no piqué. Pero bueno, tú ya sabes, que me conoces, que soy esa raro espécimen en que las tramas no las valoro tanto, para mí son como trampas, jajaja, para tenerte enganchada por la curiosidad de lo que va a pasar, pero que no son suficiente si luego, una vez satisfecho, olvidas el libro. Cuando se dan las dos cosas, trama y poso, entonces ya la cosa resulta de lo más perfecta, jeje.

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