Me gusta cocinar. Me relaja moverme en la cocina, cortar puerros, jugar con las especias, medir las cantidades, recrearme con la inacabable cantidad de accesorios, golpear la carne, macerar los preparados, cumplir los tiempos, hervir el agua, salpimentar las salsas, llorar con la cebolla, probar el punto de sal, triturar ingredientes, darte cuenta de que te falta algo e intentar hallar un sustituto, dejar hecha un cristo la encimera, mesa y fregadero… mientras bebo una copa de vino.
Eso dice mucha gente. Yo no. No me gusta (tampoco me disgusta) y tampoco me relaja. Tampoco bebo una copa de vino. Lo cierto es que se pierde mucho tiempo en la preparación de la comida. Tiempo que podría estar aprovechando viendo una serie, leyendo o qué sé yo… Pero tampoco es lo peor cocinar. Para mí lo peor es saber qué cocinar. Pensar. Elegir de entre los elementos del congelador o frigo o despensa, qué preparar para el día siguiente.
Por eso a veces leo libros de cocina. Y quién dice “lee” libros de cocina dice pasar las hojas leyendo los títulos de las recetas y pararme en aquellas que me llaman la atención. Esas sí que las leo. Compruebo que tenga ingredientes fáciles de encontrar (porque, joder…, a veces hay algunos que ni buscándolos por Aliexpress…), que sea fácil de hacer y que tampoco lleve mucho tiempo. ¿Pido mucho? Puede ser, pero… mi cocina, mis reglas.
Por eso me llevé una alegría cuando cayó en mis manos La despensa ideal. Un recetario en el que la premisa es esta: tener siempre unos básicos en la despensa, unas cuantas especias y un par de productos frescos que compraremos cada día. Así, no hace falta planificar con antelación la lista de la compra.
Los diez ingredientes estrella que debemos tener siempre según este libro son: garbanzos, tomate en conserva, leche de coco, huevos, pasta, arroz, leche, harina, chocolate y crema de cacahuete. (Sí, por la crema de cacahuete nos damos cuenta de que los autores no son de Cáceres precisamente, pero, eh, es fácil encontrarla en cualquier supermercado).
El libro se articula dedicando a cada uno de estos ingredientes un capítulo. Además de estos ingredientes estrella hay que tener siempre unos básicos (sal, pimienta, aceite, vinagre, ajo, cebollas, azúcar,…) y, por supuesto, unos utensilios de cocina, que también nos enumeran.
Así, de un vistazo rápido antes de ir a trabajar y una vez elegida la receta, solo tenemos que fijarnos en el icono “cesta de la compra” para saber qué ingrediente o ingredientes (siempre es un máximo de dos, insisto) debemos comprar al salir del curro.
Además, la mayoría de recetas son de rápida elaboración (quitando algún postre que debe hornearse y algún otro plato) y fáciles. Son platos modernos e innovadores y cubren una variedad amplia de estilos, ya que son recetas que van desde el Oriente Próximo hasta ensaladas y platos al horno, pasando por la pasta típica italiana. Por si fuera poco, no hay que dejar de mencionar que son a la vez elegantes tanto para una cena de lujo con invitados como informales para cenar en el suelo con los amigos o solo.
La despensa ideal también nos anima a seguir las normas la primera vez y a saltárselas la segunda.
Fácil y rápido. Es lo que buscaba y es lo que he obtenido. A día de hoy solo me ha dado tiempo a preparar el brownie de garbanzos con mermelada de naranja. Sí, como lo leéis. ¡Un brownie usando como elemento principal garbanzos machacados! Yo también puse esa cara de extrañeza, pero, ¿qué queréis que os diga? El resultado ha sido espectacular. En casa nos ha encantado a todos, y podéis tener por seguro que volveré a hacerlo muchas veces más porque es compacto, sabrosísimo y no cuesta nada. Cualquiera puede hacerlo.
Y como esa hay otras tantas recetas curiosas: arroz con leche con jarabe de canela y pistachos, salsa de guisantes y menta, guiso de boniato asado con garbanzos, tomate y yogur con ajo, bocadillo de albóndigas con salsa de tomate, granizado de tomate picante (ideal para la resaca), pan de mono con ajo ahumado… Un no parar. Un mundo nuevo se abre ante nosotros.
Asi que, tanto si sois cocinillas como si no, este libro no puede faltar en vuestra cocina. Es un básico, también.