La espuma de los días, de Boris Vian
Una historia de amor, hermosa y trágica, donde el universo onírico de Vian es protagonista.
“Sólo dos cosas son importantes: el amor, en todas sus formas, con chicas bonitas, y la música de Nueva Orleans o de Duke Ellington. El resto debería desaparecer, pues el resto es feo (…)”
(Aquí les dejo Chloé, de Duke Ellington. Respecto a las chicas bonitas, poco puedo hacer.)
Boris Vian murió en un cine. Había acudido a ver el estreno de la adaptación de su novela “Escupiré sobre vuestras tumbas” a escondidas, después de pelearse con el productor, con el director y con el guionista. Tenía treinta y nueve años y dejaba 10 novelas, 3 relatos, 7 obras de teatro, 5 libros de poesía, 2 óperas y multitud de artículos y ensayos. Era, además, ingeniero, músico de jazz, cantante, productor, traductor y sátrapa del Colegio de Patafísica. Formo parte de la bohemia parisina de finales de los 40 y en Saint-Germaine-Des-Prés frecuentó a Sartre y Simone de Beauvoir, pero también a Duke Ellington y a Miles Davis. Su vida fue uno de sus mejores relatos.
“La espuma de los días” es una historia de amor, hermosa y trágica, dentro del universo propio de Vian, un mundo onírico que por momentos se erige en auténtico protagonista de la historia. Vian dibuja (porque abundan los colores imposibles y los efectos de luz) una realidad fantástica, insólita, a veces descabellada, siempre sorprendente; juega con la palabras, con el espacio y con el tiempo, retorciendo lo cotidiano hasta diluir sus fronteras con lo imaginario.
“(…) la historia es enteramente auténtica, puesto que la he imaginado de cabo a rabo”.
Vian combina lo trágico y lo lúdico para componer una historia agridulce que el lector recorre de escena en escena como quien vadea un arroyo saltando de piedra en piedra, sin sospechar qué le deparará el siguiente paso. A lo largo del camino, a veces tan corto, desde la alegría hasta la angustia, cada capítulo está impregnado de un sentido del humor ácido, surrealista y cruel; de un erotismo que imperceptiblemente va calando en el lector; y, en última instancia, de un sentido tragicómico de la vida propio de alguien que vivió tanto en tan poco tiempo.
Javier BR
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A parte de hacer una buena reseña, como siempre, me gusta cómo queda integrada la música. Queda perfecta como banda sonora mientras leo tu comentario del libro.
Gracias por tu comentario, Iván. Hay libros que estan inevitablemente ligados a una canción, o en los que se puede oir, a poco que se preste atención, una música determinada. En este caso las referencias musicales estan implícitas en el texto, en la forma de escribir de Vian (no en vano era músico de jazz), y también explícitas, ya que se mencionan varias canciones en el texto.
La música, por momentos, se convierte en un personaje más; Colin pone un disco a Chloé, enferma, para animarla mientras llega el médico. La música es tan perfecta que las paredes de la habitación comienzan a curvarse. Chloé se recupera, pero se pregunta por dónde entrará el médico en la habitación ahora que se ha vuelo esférica.
Así es el mundo de Vian, lleno de belleza, fantasía, dolor, jazz… lleno de pasión, por resumirlo en una palabra.
Saludos,
Javier
Por todo lo que mencionas, parece que “La espuma de los días”, es un título que a la vez podría resumir la forma en que su escritor pasó por la vida, tal vez sin ahondar en las profundidades de cualquier cosa durante mucho tiempo, siendo de todo y de nada a la vez, siempre dejándose llevar donde su mente tuviera a bien enviarle. La genial cita donde asegura la veracidad de su historia, hace sentir, como ya comentas al final, que probablemente vivió mucho más de lo que cualquier persona podría contar de toda una vida.
Con respecto a su muerte, la ironía me parece sencillamente extraordinaria.
Me ha gustado mucho la manera en que explicas como resulta la lectura de este libro, como saltando de piedra en piedra sin saber a ciencia cierta cuál puede ser el siguiente paso, lo que viene a reforzar el sentido del nombre que lleva por título y lo que creo, como digo en un principio, que fue la forma en que Vian decidió pasar por la vida.
Estoy de acuerdo contigo, Delia. Vian tuvo muy mala salud durante casi toda su vida y sufrió algunas enfermades de importancia. Es posible que, sabedor de que su tiempo era breve, decidiese apurarlo hasta el fondo. Quizá por eso sus textos transmiten una gran pasión por la vida, al tiempo que una intensa melancolía.
No sé muy bien por qué (tal vez por París, por el jazz, porque lo primero que leí de él, a escondidas, fue “Escupiré sobre vuestra tumba”), Vian es uno de esos escritores a lo que le tengo un cariño enorme, y creo que casi todo lo que lea de él me encantará. De momento, éste me lo apunto. Así que, gracias 🙂
En realidad sólo he leído tres de sus obras, y unos pocos poemas, pero de momento siempre he disfrutado muchísimo con sus libros.
Vian sabe crear un clima muy especial: las imágenes oníricas, la música, la intensidad con la que escribe. Quizá sea una buena idea leerlo a escondidas 😉
Haremos un intercambio, y yo me leeré “Escupiré sobre vuestra tumba”, que aún lo tengo pendiente. Gracias por tu visita, Sonia.
Recuerdo haber leído este libro hace muchos años. Tuve que hacer un trabajo sobre él. Recuerdo que al poco de comenzar a leerlo pedí a mi profesora de literatura cambiarlo por otro; ella me dijo: “no busques lógica en lo que lees, sólo deja que sus imágines te dejen ver lo que el protagonista siente”. Y volví a intentarlo…
Y sentí la espuma… esa que trae el mar impetuoso cuando rompe en una roca, la de una bebida fresca, la de las sales en un relajante baño. Vi su blancura. El amor.
Y sentí la espuma… esa que trae el agua lenta, estancada y turbia.Espuma de otro color. El amor, su pérdida…
Él estará dispuesto a hacer cualquier cosa para cuidarla, incluso trabajará calentando bombas. Pero su habitación, como su vida, cada vez se va haciendo más y más pequeña…
Gracias por tu comentario, Miren. Tu profesora estaba en lo cierto, y tú lo has expresado de una forma muy hermosa. Es un libro para sentirlo, para verlo, y quien se ciña al significado literal del texto, se perderá casi todo lo que el libro tiene que ofrecer, y, probablemente, no lo terminará. Saludos.