La felicidad es un té contigo, de Mamen Sánchez
Imaginad un pequeño espacio. Algo no demasiado grande en el que poder estar tranquilamente. Después, cuando ya os habéis ubicado a la perfección, podéis hacer aquello que os apetezca. El espacio es pequeño, recordadlo, pero aun así, es posible realizar lo que siempre os ha apetecido hacer. Muchos de nosotros quizá haríamos algo completamente diferente a nuestra naturaleza, aunque otros vivirían lo que siempre han hecho. Ese espacio pequeño, después, se irá agrandando, poco a poco, según el nivel de felicidad que pueda generar vuestro cuerpo. A más felices, más aumento de espacio. Y así podréis hacer muchas cosas más, vivir situaciones diferentes, y ir subiendo pisos en vuestro nivel de satisfacción. Hablo así por un motivo, no es que yo me haya vuelto loco. Resulta que con “La felicidad es un té contigo” me ha sucedido algo parecido: cuando entras en su mundo, es un espacio pequeñito, pequeñito, casi como una caja minúscula en la que vas revolviendo para encontrar lo que se esconde dentro. Pero una vez que vas encontrando aquellos objetos que te representan, el mundo de esta novela se va haciendo más grande, tan grande, que es inevitable no sentir una mezcla de felicidad y buen humor. E, indudablemente, cuando llegas al final, es cuando el amor entra en escena, para poner el broche necesario a una historia que, podría denominar, redonda.
Atticus Craftsman ha desaparecido. Fue enviado a cerrar la publicación Librarte y nadie ha vuelto a saber de él. Las principales sospechosas son las mujeres que trabajaban en la revista, y será entonces cuando empiece una investigación que se verá salpicada por secretos, por amores, por fantasmas, y, por supuesto, con un deseo que lo recubre todo desde el primer minuto: ser felices a toda costa.
Me sucede una cosa curiosa cada vez que leo una novela de este tipo. Hace muchos meses, una señora se acercó a mí, en mi puesto de trabajo, y como si estuviera buscando algún espía, me preguntó sin ningún tipo de miramiento:
– Oye, perdona, ¿trabaja contigo alguna chica? Es que estoy buscando algún libro de literatura femenina y tú eres un hombre, así que no me vales.
Fue entonces cuando pensé en esos tópicos que tanto surgen a la hora de leer novelas. ¿Por qué un hombre no puede disfrutar de una novela que, presumiblemente, se ha escrito para que la disfruten mujeres? ¿Somos seres insensible que no sabemos captar lo bueno de las historias o qué razón hay? Mamen Sánchez ha conseguido una cosa que para mí es impagable: hacerme reencontrarme con un tipo de historias que tenía un poco olvidadas. Es cierto, esta novela bebe de sentimientos tan universales como el amor, la confianza, la felicidad, el dolor, pero eso no significa que, alguien como yo, no pueda disfrutarla. A mi clienta le dije que yo era tan válido como alguna de mis compañeras, y poco tiempo después me la he encontrado más veces y me pide consejo. Será que algo hice bien. Pero lo que quería contar con esto es que, gracias a novelas como esta, el público, esos lectores ávidos de sentirse bien con una historia, esos que imploran momentos de relax y de tranquilidad, verán recompensados sus esfuerzos en estas páginas de un libro que, para mí, ya se ha convertido en inolvidable.
“La felicidad es un té contigo” convierte la realidad en un amor posible cuando todo era imposible; en una investigación policial en la que conocer que el mundo puede ser un lugar oscuro, pero en el que hay luz al final; en los errores que cometemos por amor, y que se siguen cometiendo por miedo, para después, en un giro sorprendente, hacerte vivir, quizá, una de las experiencias más placenteras en lo que va de año. Me niego a aceptar que los hombres no podamos hacernos eco de una novela como ésta. Sería como aceptar que cualquier historia en la que aparezca el amor está vedada a un público femenino. Por eso, como le sucedió a mi clienta, me sorprendo cada vez que alguien me mira con suspicacia cuando recomiendo esta novela. Quizá haya mucho que aprender todavía.
Desde aquí, agradezco a Mamen Sánchez por su dedicación, por su buen hacer, por crear esta historia, por conseguir lo inevitable: que sea el amor, y no otra cosa, lo que prevalezca en un mundo donde la oscuridad intenta apoderarse de nosotros a toda costa.
No paro estos días de leer reseñas positivas de esta novela. Y la tuya ya me confirma que este libro lo tengo que leer sí o sí.
Besotes!!!
Ay Margari, es uno de esos libros que te dan energía, que te dan buenas sensaciones, que te pone una sonrisa, que se leen de corrido, que son tan amables que tú vas leyéndolo y te imaginas que la vida es algo muy alegre, casi tanto cono esta novela.
Besos!
Una lectura que te anima, ideal para poner un punto de alegría. Para mi fue la lectura que necesitaba.