En mi afán por ser una lady británica del siglo XX que celebra fiestas en su casa y viste emperifollados vestidos de elegantes telas y carísimas joyas, y que siempre sabe qué cubierto tiene que coger y deja caer comentarios oportunos con gracia, cuando veo este tipo de libros me lanzo a ellos como a un bote salvavidas. Entendedme, sé que ya es imposible que la menda tenga algo que ver con una de estas ladies, pero como la literatura está para estos menesteres, me gusta imaginar que en algún momento de mi vida lo he sido o que con adentrarme en las páginas de este tipo de libros podré serlo, al menos, mientras dure la lectura.
Ver la portada de La fiesta en el jardín fue un flechazo directo. Estas perfectas ilustraciones de Carmen bueno que acompañan a los dos relatos de este libro me hacen querer teletransportarme a esos idílicos paisajes y participar en esas ostentosas celebraciones. Y eso que, propiamente hablando, este libro no debería entrar en la categoría de maravillas británicas sobre ladies del siglo XX, puesto que su autora, Katherine Mannsfield, fue una escritora neozelandesa, pero sí que hay cierto paralelismo con las obras que os comento.
El primer relato, que da nombre a esta preciosa edición de Nórdica Libros, narra los preparativos de una fiesta de una acomodada familia. La sutileza y la delicadeza con la que Katherine Mansfield escribe me han enamorado. Una forma brillante de describir escenarios y personajes que va un poquito más allá. Y es que Mansfield no sólo sabe cómo hacernos entrar en sus historias, sino que, al mismo tiempo, aprovecha para darnos una de cal y otra de arena. Su forma de ahondar en la psique de los personajes, de arrastrarnos hacia el interior de sus pensamientos y de mostrarnos que, como bien sabía Fitzgerald, no es oro todo lo que reluce, me ha cautivado y ha sido, para qué negarlo, como recibir un jarro de agua fría. Algo que, sinceramente, no me esperaba y que me ha llamado muchísimo la atención sobre esta autora.
El segundo relato, titulado La señorita Brill, es igualmente cautivador. Mansfield despliega sus mejores técnicas de escritura para dejarnos entrar en sus relatos al mismo tiempo que nos sacude con la incómoda realidad. Esa que tanto se suele esconder, esa que las auténticas ladies prefieren ocultar.
Ha sido todo un descubrimiento conocer a esta autora neozelandesa gracias a La fiesta en el jardín. Me esperaba completamente otra cosa, algo más banal y puramente ocioso, pero la fuerza de esta escritora y su doble lectura me ha fascinado. Muy recomendable para estos días de verano y para refrescarnos la consciencia, que nunca viene mal.
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