“La fotografía móvil”, de Rodrigo Rivas
¿Es menos cuadro una pintura al óleo o una acuarela que un dibujo a lápiz o, como he visto últimamente, con boli bic? (Sobre esto último recomiendo visitar la web de Juan Franciso Casas, por ejemplo). En mi opinión no.
Lo mismo sucede con las fotos: ¿Se es menos fotógrafo por hacer fotos con un smartphone en lugar de hacerlas con una cámara? ¿Es que acaso antes hablábamos de fotografía con compacta o fotografía con réflex? ¿O ya puestos, diferenciábamos entre fotos hechas con Nikon o con Canon o con Olympus o Pentax… como si una foto hecha con una determinada marca fuera “menos foto” que si fuera hecha con otra.¿Despreciamos a Helmut Newton por usar Polaroids? Avedon trabajaba con placas. Garry Winogrand nunca disparó mirando a través de visor de su Leica.
Imagino que también habría controversia cuando las fotos abandonaron el blanco y negro y abrazaron el color. Muchos siguieron fieles al blanco y negro, otros experimentaron con el color y, la mayoría decidiría en función de la estética e iría alternando según cada caso.
“No es época de cambios, sino un cambio de época”
Sea como sea la foto está ahí, te reclama en cualquier momento, cuando menos lo esperas, pero no siempre tienes una cámara a la que recurrir y si no eres rápido la imagen deseada se volatiliza, quién sabe si para siempre.
Pero que no cunda el pánico. Tienes tu móvil, estás salvado. La herramienta es lo que cambia, pero el ojo, tu ojo, es el que ve donde hay una imagen que merece ser capturada de ese lugar y ese momento concretos y pasar a ser una fotografía.
Los smartphones han hecho más accesible el mundo fotográfico (algo que ya comenzó con la fotografía digital), han aumentado la afición por la fotografía (se han creado redes sociales cuyo fin es compartir esas fotos: Instagram, Flickr, Tumblr, Pinterest,…) y han sacado a la luz a verdaderos artistas. (Imaginad si en el restaurante de turno cada vez que sacaran un plato tuviéramos un ejército de réflex sobre nuestra comida. Muchas fotos acababan por no hacerse por la pereza de sacar la cámara…) ¡Si hasta hay exposiciones, concursos y congresos sobre fotografía móvil!
Así que lo que antes era una salida de un apuro ahora es, si está bien hecho, un arte.
“La cámara de un smartphone nunca debe ser vista como una cámara menor o una cámara para jugar”
También es verdad que se ha conseguido acercar el concepto fotográfico dejando de lado la idea y el motivo (como ejemplo repito el de las fotos de comida) y muchos profesionales han visto con malos ojos esta proliferación de fotógrafos móvil en mano, esos intrusos invasores. Gente sin estudios técnicos en Fotografía se lanza a fotografiar con unos aparatos que en principio solo debían usarse para que las personas conversaran.
Pero lo cierto es que no hay intrusismo. Nadie va a contratar un reportaje de boda, una comunión o cualquier otra celebración a un fotógrafo con móvil.
En cambio, en muchos de esos “intrusos” puede nacer una pasión por la fotografía que tal vez no hubieran descubierto de no haber incorporado los teléfonos una cámara. Y es que siempre que aparece una nueva tecnología, la ignorancia o la incredulidad desprestigia lo nuevo para seguir engrandeciendo lo conocido.
No obstante, da igual el dispositivo y la técnica, (en realidad no es que dé igual, claro que es importante tener un conocimiento y que ayuda a un mejor resultado final) lo importante es el ojo del que está tras la herramienta. Una vez hecha la foto ya vendrán los retoques, filtros y toda la vaina… Pero, como afirma Rodrigo Rivas, la foto tienes que tenerla ya pensada en la cabeza, saber de antemano si la quieres en blanco y negro o en color, con más o menos iluminación,… y luego editar.
Porque realmente, da igual que tengas la mejor cámara del mercado: el trabajo final es calidad+ habilidad.
Rodrigo Rivas (fotógrafo freelance, fotógafo móvil, colaborador de Instagrammers, antiguo editor de Xataka Foto, y una de las primeras personas en hacer una exposición de fotografía móvil) ha escrito un libro muy completo en La fotografía móvil. Tengo la suerte de que me apasione la fotografía, tanto con cámara como con móvil, y de ser miembro de una asociación fotográfica. Muchas de las fotos que hago son con móvil, y cada vez la diferencia entre fotos hechas con móvil o con cámara es (y esto seguirá siendo así) menor.
En La fotografía móvil, Rivas abarca todo lo abarcable: desde la historia de la fotografía móvil, los entresijos de la cámara de un smartphone, el agarre, el modo manual y el automático, los archivos y formatos, las reglas de composición (sí, la famosa regla de los tercios), hasta el uso del color y de la luz, la fotografía callejera, la foto-periodística, la edición… ¡todo!
Y todo con consejos muy útiles no solo en lo tocante a la técnica sino también referidos a la actitud del fotógrafo con respecto a situaciones particulares del uso de nuestro móvil, como por ejemplo:
“No debemos sentir vergüenza ante las personas”
El libro viene bien acompañado de las fotos del propio Rivas, analizadas, y unas cuantas incluso a doble página. Es tapa blanda, tiene un formato muy cómodo y manejable y un práctico índice alfabético al final.
Si has leído hasta aquí, todo este tochazo, la reseña más larga que he hecho hasta ahora, es porque te interesa el tema. Por eso no puedes dejar pasar este libro. Puede que tengas ya experiencia haciendo fotos con el móvil, que tengas algunas dudas que se acaben por despejar tras su lectura o que confirmes cosas que has aprendido por tu cuenta. O puede que seas de los que solo haga fotos con la cámara porque, “no es serio hacer fotos con el móvil”. De cualquier manera, ya seas novato o veterano, te garantizo que algo, tal vez mucho, aprenderás con este libro.
* Todas las citas son del libro