Mucha, pero que muchísima suerte, estoy teniendo últimamente con los cómics, y con ello un sin parar de alegrías para los ojos. De un tiempo a esta parte aparecen cómics que me llaman por lo visual y que además encierran en sus páginas argumentos muy atractivos, como es el caso del tebeo de hoy. En cuanto vi su portada supe que iba a ser bueno, y eso que no sabía nada de él, de su premiado pasado ni de su contenido, pero una ojeada en la librería me decidió rápidamente. Pim pam. El veredicto fue instantáneo: un pedrusco, así de claro. Un puto diamante en bruto con grafismo de Mandafrina y narración del difunto Trillo, con la que este ganó el premio al mejor guion en el prestigioso Festival de Angulema. ¡Puro arte! Hala, para casa con él.
Para hacernos una idea de lo negro negrísimo que puede ser este tomo baste decir que su título original, cuando fue publicada por entregas en la revista Puertitas (fundada por el propio Trillo) allá por septiembre de 1990, fue Cosecha verde en claro homenaje a la Cosecha roja de Hammett.
Como buena historia negra tenemos a una femme fatale rubia, la Virgen Intocada, que oculta su rostro al entrar en un bar en busca de Donaldo Reynoso, un expolicía metido a detective que, como mandan los cánones de los expolicías metidos a detectives, bebe para olvidar.
La gran patraña que da título al cómic es la que el Gran Títere, dictador de La Colonia, una república bananera, ha pergeñado junto con el dramaturgo Melitón Bates y que consiste en hacer creer al pueblo que su bella sobrina, con la que mantiene relaciones, es una virgen cuya virtud además, obra milagros. Se construyen noticias falsas en torno a supuestas curaciones por la mera imposición de las manos de dicha virgen, a la que llaman redundantemente la Virgen Intocada. El fin último es el control de la natalidad ya que el nacimiento de bebés provocaría un aumento de la clase obrera, cosa nada buena para el régimen (si bien también es malo que no nazcan obreros…)
Y mira por dónde, resulta que la Virgen Intocada no es tan virgen al fin y al cabo, cosa que ya sabíamos, y comienza a recibir fotos bastante comprometedoras con otro hombre que amenazan con desestabilizar “la gran patraña” y lo que es más grave, su propia seguridad.
A partir de aquí la cosa se va complicando con la aparición de hermanastros, matones exnazis, dueñas de burdeles y la fauna típica de este tipo de relatos.
Pero el noir solo es el género predominante, el que guía todo el discurrir de los hechos. A su lado aparecen también el culebrón e incluso una suerte de realismo mágico y algo de fantasía, todo ello, cual martini bondiano, muy bien mezclado, no agitado, completan un engranaje sólidamente orquestado que da gusto leer.
De vez en cuando la historia es interrumpida por personajes que rompen la cuarta pared, hacen flashbacks o simplemente exponen sus motivos, de una manera que es aceptada por el lector como algo normal, sin que ello afecte a la fluidez del entramado general.
Tanto a dibujo como a color les doy la máxima puntuación y debo resaltar que la edición de ECC en tapa dura es de lujo. Dan ganas de abrir el cómic cada vez que lo veo sobre la mesa. Y además, el precio es más que aceptable para semejante calidad.
He tardado en conocer este pedazo cómic, y también a Trillo, pero espero tener oportunidades para profundizar en él y remediar algo tan imperdonable.
Grandísima obra del noir a todo color. ¡Arte, señores, arte!
@palati77
Autor de Valeria y El diablo da las llaves del cielo