Me animé con este libro, primero, por el sugerente título y después, porque leí en algún sitio que para ser un lector maduro, hay que leer libros y formatos de todo tipo, atreverse con estilos que nunca leemos. Esta es una autobiografía gráfica. O sea, es la vida de la autora contada en viñetas. Yo no sé cuándo decidí apartar de mi vida lectora la novela gráfica o cómic, porque mira que he disfrutado con ellos. Yo me leí la Historia Forgesporánea con gran deleite, Asterix y Obelix me gustaban mucho. Me he paseado por la Rue del Percebe 13, me he reído con Mortadelo y Filemón y devoraba cualquier otro tebeo que cayera en mis manos. Adoro a Mafalda. Hasta me leí las Historias Bélicas aquellas, porque las tenía un primo mayor y en mi época había que aprovechar cualquier préstamo si querías saciar la sed de lectura.
La historia de mis tetas, es la historia de la vida de la autora pero dando protagonismo a sus pechos, que marcaron muchos acontecimientos importantes. Desde el capítulo uno en el que está sin tetas, claro: “nací sin tetas, solo los habituales pezones de talla universal. Por eso era feliz, tonta y libre” (este es el comienzo, para que os hagáis una idea del tono). Según Jennifer Hayden es una comedia dramática y creo que no hay mejor definición. Está llena de ironía, sarcasmo y sentido del humor, aunque de lo que estamos tratando, en general, no tiene ni pizca de gracia.
Las mujeres tenemos mucha presión con el tema de nuestras tetas. Cuando somos crías: porque no nos crecen lo rápido que queremos. Cuando las tenemos, nos preocupan su forma, tamaño o posición. Pensamos que las tetas nos definen como mujeres, y bueno, no dejan de ser un signo externo de nuestra femineidad. Nos machacan para que demos a nuestros hijos de mamar. Nos critican cuando lo hacemos en público. Nos ponen pingando cuando enseñamos las tetas, pero son el objeto de los masculinos deseos. Y de repente, cuando has logrado una construcción mental sana de mujer tetudamente estable y feliz, se desmorona todo, porque resulta que nuestras mamas tienen cáncer. ¡Cáncer! Nadie está preparado para eso. Nadie. Hay que vivirlo para saber lo duro que es. Nos podemos poner lacitos rosas, que animan, que te hacen saber que no estás sola, pero es jodido y una putada, y punto.
Pero he disfrutado mucho del libro porque le ha dado al tema un aire optimista, vital y esperanzador. Ha sido muy interesante y divertido ver crecer las tetas de Jennifer y con ellas, la vida de una niña, una adolescente, una joven estudiante, pareja, hija, madre y todos los papeles que nos tocan vivir. Ha pasado situaciones que todas reconocemos y las cuenta con mucho sentido del humor. Es un libro total y completamente sincero. No esconde nada. Nos cuenta las cosas tal como las vivió y sintió, es honesta, incluso cuando nos relata reacciones que tuvo que pueden considerarse como no políticamente correctas, o que desde la distancia no nos parezcan adecuadas. Ya nos enseña sus tetas, ¿qué necesidad tiene de ocultar el resto?
La autora ha realizado todo el trabajo, las ilustraciones y el texto. Se inició como redactora o escritora, pero se dio cuenta de que se expresaba mucho mejor cuando dibujaba lo que quería decir. Y la verdad es que queda muy claro. No usa más que el blanco y el negro, pero los dibujos están llenos de vida igualmente. Son muy clarificadoras y simpáticas las anotaciones fuera de los diálogos. No hablan solo las personas, sino que los objetos cotidianos también nos cuentan cosas. Está llena de guiños y simbolismos que te hacen sentir más cerca de Jennifer. Que no os eche para atrás su extensión, 336 páginas, para ser una novela gráfica yo creo que es bastante, pero tened en cuenta que hay que contar 43 años de una vida y por su formato, se lee muy rápido. Tiene otro libro, Underwire, que creo que solo está en inglés, que recopila las tiras cómicas que publicaba en una webcomic que se llama ACT-I-VATE y en las que ya contaba su vida, por si queréis echar un vistazo a su forma de trabajar. A mí me gusta.