Conozco a gente que no recuerda nunca o casi nunca haber soñado. Y me llama mucho la atención, porque para mí, casi cada día, despertarme me trae la sensación de haber estado viendo películas toda la noche… A menudo, durante unos minutos, puedo evocar lo que he estado soñando y os puedo asegurar que son cosas loquísimas: a veces soy un superhéroe pero que no tiene poderes, otras viajo a sitios extrañísimos que ya querrían los de Rick y Morty para su serie, otras simplemente hablo con gente o hago cosas que podrían ser de mi día a día…
Como os digo, mis sueños pueden ser muy locos o muy normales, pero a veces tienen componentes muy alegóricos: me quedo mirándome fijamente en un charco en el que en vez de mi cara se refleja la de otra persona, soy perseguido por un león blanco o floto en el aire mientras escucho música… Quizá sepas de lo que te estoy hablando o quizá no, pero hay sueños que parecen que te quieren decir algo, pero no tienes ni idea de qué.
Así que muchas mañanas, cuando me despierto, me pregunto qué significará lo que he soñado y acudo a un diccionario de sueños online como el de esta página web. Pero como últimamente no hago más que preguntarme por qué sueño lo que sueño, y ahí es cuando he llegado a interesarme por “La interpretación de los sueños” de Sigmund Freud, del que vengo hoy a hablaros.
Ocurre con Sigmund Freud un poco lo que con muchos otros clásicos, que todos hemos oído hablar de ellos, y que mucha gente cree conocerlos pese a no haberlos leído.
En primer lugar, hay que tener en cuenta que la teoría Freud sobre la interpretación de sueños se publicó en las postrimerías del siglo XIX, y que prácticamente no había antecedentes en el estudio científico de los sueños como parte de la psicología humana. Y si bien su obra hace especial hincapié en relacionar los sueños con frustraciones u obsesiones sexuales, hasta el punto que casi cualquier cosa se podía asociar a un problema con el sexo, la técnica de analizar el inconsciente fue un gran descubrimiento y una precursora de la psicología moderna, aunque hasta el propio Freud tuvo que terminar diciendo más adelante que no todo era interpretable y que “En la vida, a veces, un puro es solamente un puro”, ya que tenía la costumbre de fumar, porque decía que le estimulaba intelectualmente y le mantenía despierto, pero según sus propias teorías podría ser visto como la necesidad de tener un símbolo fálico permanentemente en la boca.
Así que Freud nos dice que los sueños pueden ser frustraciones, deseos o anhelos, y que si aparecen deformados o representados de manera alegórica es porque nuestro Yo censura esos pensamientos, que a la vez necesitamos expresar de alguna forma, y de ahí que utilicemos esta fórmula de soñar con representaciones de lo que más ansiamos.
Freud utiliza sus propios sueños para confeccionar este interesantísimo libro, y también algunos de otros sujetos de estudio (o eso nos dice él, ¿quizá para ocultar los recovecos más sórdidos de su alma y no poder ser juzgado por los otros?) Y no nos olvidemos que estamos hablando de una de las figuras más importantes de la historia de la humanidad, cuya inteligencia y aciertos quedan plasmado en esta obra que recomiendo ampliamente a todos.
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