La invención del amor, de José Ovejero
Premio Alfaguara de Novela 2013
¿Recuerdas la primera vez que te contaste una historia a ti mismo? ¿Recuerdas cuando, ya fuera de noche o de día, empezaste a crear algo distinto, que poco tenía que ver con tu vida, pero que aun así te gustaba por lo diferente que parecía? ¿Y recuerdas, con el paso del tiempo, si esa historia que era falsa acababa convirtiéndose en verdad? Inventar historias es algo innato a nosotros, a ese ser humano que se pasea por las calles abrigándose del sol, o de la lluvia más inclemente, o que se introduce en algún bar buscando refugio del frío. Caminamos durante nuestra vida por senderos que nos llevan a sitios inimaginables, y durante ese trayecto, nos seguimos contando historias, más creíbles o menos, ese no es el problema, porque nuestras creaciones, nuestros diálogos internos, nos llevan a tomar decisiones que hubieran sido impensables tiempo atrás. Puede que no entendáis bien de qué estoy hablando, pero estas preguntas recorren mi mente, mi cuerpo, todo el ser que anida aquí dentro, tras leer La invención del amor. ¿Es posible inventar historias que cambien tu vida? ¿Somos capaz de dar un giro a nuestra vida y que con ello se acaba la rutina que aborrecemos? ¿Hay que saber parar o, por el contrario, debemos seguir creando historias que nos lleven irremediablemente a otras historias?
Samuel recibe una llamada diciéndole que Clara ha muerto. El problema es que él no conoce a ninguna Clara. Investigando, descubre dónde va a celebrarse el entierro y va para conocer más a aquella mujer de la que ha conocido sólo su muerte. Será entonces cuando empiece a crear una historia de amor para el resto de la gente, para sí mismo, que le llevará a encontrarse con la vida más agotadora, esa que succiona, pero que deja un pequeño hilo de vida para continuar.
Reconozco las novelas por los sentimientos que me transmiten. Visto así puede ser una expresión un tanto pretenciosa, pero como ya he dicho en muchas ocasiones, a mí me gusta la literatura que deja un poso después de haber sido leída. La invención del amor fluye a través de las letras como un reportaje sobre las relaciones humanas. ¿Basamos parte de nuestra vida en una mentira? ¿Somos capaces, ya que hemos mentido una vez, de seguir con ello y crearnos una existencia completamente diferente? Durante mi corta existencia, en realidad durante la de todos, ¿no nos hemos mentido en ocasiones para salvaguardar nuestra vida? Ahí está el punto interesante en esta maestría hecha novela de José Ovejero en la que, con el trazo ágil y certero del escritor, nos revuelve en el asiento intentando descifrar cuáles son las motivaciones del protagonista, de ese Samuel que no es en realidad el Samuel que todo el mundo espera. Él dice que no ha utilizado nunca la palabra amor, porque no se siente cómodo con ella, ¿y nosotros? ¿nos sentimos cómodos pronunciando te amo como si repartiéramos caramelos a la puerta de un colegio? Lo que os intento decir con esto es que, aunque no lo parezca, estamos ante una novela que pega fuerte, que respira y sopla como un viento fuerte que te llega a los pulmones y te los abre para que aprendas, de una vez por todas, que la vida, con sus verdades y mentiras, la creamos nosotros a través de lo que nos contamos a nosotros mismos.
Sin conocer a José Ovejero personalmente, uno se pregunta cómo la mente del escritor puede parir una historia semejante. Una novela que disecciona algunos de los planteamientos del ser humano como si fuera una modista que teje un traje a medida, sin huecos que no sirvan para nada, para llevárnoslo puesto en el mismo momento en el que salimos por la puerta. La invención del amor es una pregunta que más de una persona me ha hecho al leer el título en uno de eso coloquios que a mí me gusta hacer con mis amistades: ¿se puede inventar el amor? Sin duda, el sentimiento se crea, a veces de la nada, otras por una razón que no nos llegamos a explicar del todo, pero el amor también es una idea, es un pensamiento ligado a una emoción, y nuestras ideas pueden crearse, inventarse, para dar como resultado una nueva vida, una mentira más grande que de tanto oírla se convierta en verdad. Y, como Samuel en esta novela, nos vamos creando historias en base a mentiras, pero lo que no nos dicen nunca es que de esas mentiras puede salir una verdad, una verdad tan grande que es posible encontrárnosla aquí, en esta novela que se abre y se cierra para hacernos degustar el mejor postre para acabar el día, o el mejor desayuno para empezar con fuerza. Porque inventar el amor es algo al alcance de todos.
Uys, no me sonaba este libro. Y tu reseña me ha dejado con muchas ganas, que la historia y las preguntas que te lleva a hacerte, me han gustado.
Besotes!!!
Descúbrelo Margari, te encantará!
Yo le tengo muchas ganas a este libro y, además, tengo en estima el Premio Alfaguara de novela: suelen ser buenos libros o, por lo menos, a mi me suelen gustar mucho.
Magnífica reseña, Sergio.
Desde luego, los últimos premios Alfaguara son dignos de mención. Esta es una historia diferente, y para todo aquel que no conozca al autor, un punto de partido muy bueno para conocer su obra.
Gracias por tus palabras María!
Yo sí lo he leído, y no sólo digo que me atrapó rápidamente por la sencillez de sus palabras, que logran de manera simpática hablar ClARAmente de la inhibición en pareja, del juego físico y emocional por estrenarse en una ardida relación que sólo se detiene como a un orgasmo para no dar fin a la nueva invención del amor, que se reinventa cada vez que nuestra creatividad es estimulada por un ser X que existe en todos lados, pero que sólo fusiona cuando nosotros nos abrimos a la posibilidad de iniciar una realidad que está allí…en nuestros deseos más ocultos y se abre a una nueva experiencia o sencillamente práctica lo aprendido, muy bien relatado en éste caso por su autor, quien luce teóricamente como un experto en la materia, sin duda alguna diría yo la práctica la domina por demás, sólo así podría inventárse tanto para los demás que carecen de esa creativa sensación…a la que no sabría yo, si inventarle otro nombre o llamarlo amor..ciertamente, recomendable.