La isla de los dragones dormidos

La isla de los dragones dormidos, de Ismael Lozano Latorre

La isla de los dragones dormidos¿Aquella persona que vive en la ignorancia es más feliz? ¿Vale la pena que siempre esté presente el sol para iluminar todo, lo que incluye las miserias que nos conforman?

A lo largo de mi vida y de las experiencias que la llenan de sentido, me encontré preguntándome si no hubiera sido mejor no escuchar, no aprender, no ver o no preguntar ciertas cuestiones que una vez escuchadas, aprendidas, vistas y cuestionadas en lugar de traerme luz y alegría me sumían en una profunda tristeza y cerrazón.

¿Ocurre que, como dice el gran Alejandro Dolina, que “Cuánto más inteligente, profunda y sensible es una persona, más probabilidades tiene de cruzarse con la tristeza”? ¿Tenemos que lamentarnos de que, como afirma Javier Marías en su novela “Corazón Tan Blanco”, los oídos no tengan párpados que puedan cerrarse y evitarnos así escuchar y saber?

Pero al mismo tiempo, ¿vale la pena jugar a ser feliz manteniéndonos en una burbuja de mentiras con máscara de felicidad?

La isla de los dragones dormidos, de Ismael Lozano Latorre, habla de muchos temas, entre los que resaltan el amor, la traición, la culpa y lo prohibido, pero a la hora de pensar en la reseña el punto que más me animaba a escribir tiene que ver con uno que al mismo tiempo engloba todos los anteriores y que los convierte y define como verdaderos y puros o todo lo contrario, lleno de banalidades y autoengaños. Estoy hablando, claro, de la mayor de las mentiras, que consiste en mentirse a uno mismo.

Claudia, personaje principal del libro, viaja de Sevilla a Lanzarote para visitar a su hermano Daniel, quien se encuentra en coma luego de intentar suicidarse mezclando pastillas con alcohol; en Sevilla deja a Claudio Balaguer, el marido perfecto, frío, estructurado y con una cuenta corriente abultada; ese marido que la mantiene y le da una buena vida, siempre que esa vida siga por los caminos que el indica. Todo es ideal, al menos a la vista, en ese castillo de marfil y apariencias…

Pero en Lanzarote, lo sabemos, casi siempre reina el sol, ese que da calor y bienestar, pero que como dijimos al principio también ilumina, para bien o para mal; Claudia comenzará, gracias a la monotonía del hospital, a la debacle de su hermano y al hecho de haber conocido a Chedey, un simpático y atractivo enfermero, a analizar y a auto analizarse, poniendo en tela de juicio no solo su propia vida (tener 30 años es una buena edad para empezar a mirar no solo hacia adelante, sino también hacia atrás) sino también las actitudes, pasiones, secretos y mentiras de su marido, su hermano, su padre y, sobre todo, su madre, Elvira, un personaje muy bien logrado que es el culmen de las apariencias y las trivialidades y quién también encontrará en ese espacio de espera constante un infierno ideal para el despertar de los dragones dormidos.

Ismael Lozano Latorre, a quién en Internet se lo define como el autor de autoedición más leído en las Islas Canarias, estructuró su libro en 88 capítulos cortos que logran mantener al lector atrapado al mismo tiempo en varias historias, ya que a las cuestiones particulares de cada uno se suma un misterioso libro de cuentos que Daniel dejó escrito antes de entrar en coma y que pasa de ser una simple historia de ficción a contar, a través de la inventiva personal, las más crudas de las realidades; al mismo tiempo, el lector no puede dejar de pensar en si el joven despertará del profundo estado de inconsciencia en el que se encuentra. Y qué pasaría si se despertara.

En cuanto a la lectura en sí, me ha resultado por momentos un poco desconcertante, ya que a algunos fallos en la utilización de las comas y a la casi ausencia de puntos se le suman unas descripciones que caen repetitivamente en la enumeración y no tanto en la descripción, recurso totalmente válido pero que en este caso, a mi parecer, peca de exceso. Por otra parte, cabe destacar como punto fuerte los diálogos entre los personajes, que casi siempre resultan vibrantes, emotivos y con un ritmo de ida y vuelta verdaderamente intenso.

A diferencia de La sirena de Famara, que marcó el debut literario del autor y que era una novela más lineal y simple, aunque bella, en La isla de los dragones dormidos nos encontramos con una estructura más compleja, con muchos más personajes y con estructuras psicológicas de los mismos que los presenta más humanos y reales; si su anterior novela tenía un target más adolescente y un estilo cursi, ésta ofrece un abanico más amplio de futuros lectores, ya que si bien la puebla el amor y la cursilería se hace presente, los problemas que afectan a los personajes resultan más adultos. Es una novela que demuestra la interesante evolución del autor.

¿Valdrá la pena para Claudia y toda su familia que el sol de Lanzarote les pegue de lleno en la cara?

Roberto Maydana

5 comentarios en «La isla de los dragones dormidos»

  1. Chicos…son unos genios….quería que lo supieran porque sigo recibiendo las reseñas en mi correo y me encantan y no me da el tiempo para agradecerles. Acá en Argentina es una lástima pues muchos libros no llegan y eso que creo que es el país de latino américa que mas llegan…he mandado encomiendas a otros países (me costó un horror de dinero, pero los jóvenes solo leen en pdf…y quieren el papel!!!!…he mandado usados y están muy emocionados).
    En fin, un beso grande a todo el equipo.

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  2. No he leído nada de este autor, es más, ni siquiera lo conocía, pero este texto ha hecho que sienta curiosidad, pese a los “peros” que se le pone. En un futuro quizá le dé una oportunidad.

    Buena reseña.

    Saludos!!

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