Me he declarado fan de las sagas como un millón de veces. Pero cuando leo libros como el que traigo hoy para reseñar, llego a ponerlo en duda. Por una sencilla razón: lo desesperante que es tener que esperar a que salga el siguiente tomo. Tuve la suerte de poder leer La reina roja y La espada de cristal sin tener que esperar mucho tiempo entre ellos dos. Pero cuando acabé esa segunda parte, que terminaba con aquel final tal chocante e intrigante, tuve que esperar más de un año para poder continuar con la historia. Hoy, por fin, un año después, vengo a hablaros de La jaula del rey, tercera parte de esta saga escrita por Victoria Aveyard que tan desesperadamente he ansiado leer.
Vayamos por partes.
Lo primero que tengo que decir es que este no es el final de la saga… cosa de la que yo no me he enterado hasta que no he terminado el libro. Al llegar a su fin, me encontré con un final completamente abierto y con la eterna pregunta en mi cabeza: ¿y ahora qué? ¿ya está? Así que, indignada, me puse a buscar por internet y descubrí que no, que no estaba. Que todavía falta la última y cuarta entrega de esta saga, que será el desenlace que merecemos —y que por lo visto se va a llamar Tormenta de guerra y que se publicará en mayo del año que viene—. Así que desde ya os lo aviso. Si al terminar La espada de cristal os enfadasteis muchísimo con Victoria Aveyard por dejar el final así de abierto, no os podéis imaginar lo indignados que os vais a quedar cuando terminéis La jaula del rey. Yo me quejo mucho, pero en realidad me encanta ese tipo de libros que me hace estar deseando que la siguiente parte salga al mercado (ejem, George R. R. Martin, no digo nada… que llevo esperando Vientos de invierno como dos años y nada…). Por suerte, Gran Travesía, la editorial que se encarga de traer a España esta maravillosa tetralogía, se está dando mucha prisa en publicarla, tanto que es muy poco tiempo el que pasa desde que se publica en Estados Unidos hasta que llega a nuestro país. Y eso, es de agradecer enormemente.
Lo segundo, vamos con la historia. La espada de cristal me gustó mucho pero me pareció bastante lento, en comparación con la primera parte de la saga. En él, la autora le dedica mucho tiempo a las descripciones de los personajes y las escenas y llega a ser en puntos bastante lento. En cambio, en esta tercera parte, el ritmo aumenta visiblemente, sobre todo en la segunda mitad. En la primera mitad el protagonismo se lo lleva Mare, que está retenida por Maven, que le priva de todos sus poderes. Maven se piensa que secuestrando al símbolo de la rebelión, esta cesará y todos sus problemas se verán resueltos. Pero no es así, ni mucho menos. Maven es un personaje que me gusta mucho. Después de tres libros, todavía no sé si es malo o simplemente es que las acciones que lleva a cabo no son las adecuadas. Y luego está su amor hacia Mare, que puede poner en peligro todos sus planes. Planes en los que no entra Cal, el tercero en discordia y el que tratará de salvar a Mare de las garras de su hermano. Esa primera parte es un poco más lenta, porque es como una preparación de todo lo que viene después. En la segunda mitad, la rebelión está servida y todo estará dispuesto para la gran batalla final. Por lo tanto, estas últimas hojas pasan volando ante nuestros ojos, haciendo que no podamos parar de leer.
Lo tercero, los narradores. En este libro, nos cuentan la historia tres personajes: Mare, Evangeline y Cameron. Así tenemos varios puntos de vista a tener en cuenta. Esta me parece la mejor forma de entender una guerra. Al final, los motivos de cada uno pueden ser igualmente legítimos. Todos acabamos luchando por nuestras creencias, de una manera o de otra. Así que me ha gustado mucho que la autora nos enseñara en primera persona esos bandos para que pudiéramos entender más la historia.
Y, para terminar, el cuarto punto. Me ha parecido que la calidad literaria ha aumentado respecto el anterior tomo, cosa que me alegra, sobre todo porque estas son las primeras novelas de la autora estadounidense. Solo espero que nos dé un digno final para esta tetralogía, ya que podría convertirse así en una de las mejores sagas distópicas de la literatura juvenil. Y, a todo esto, ¿cuánto falta para mayo?
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