Hace 76 años nació una superheroína. Sería William Moulton Marston, psicólogo de profesión, inventor en sus ratos libres y tipo versado en el arte de amar a varias personas a la vez, el que crearía a uno de los personajes más icónicos de DC cómics poco después de que estallara la segunda guerra mundial. Hasta entonces repartir estopa entre los villanos había sido labor exclusivamente del género masculino. Wonder Woman cambiaría las reglas y demostraría que podía golpear igual o más fuerte que sus camaradas de profesión. Con cada patada, con cada puñetazo, también luchaba por la igualdad de género. ¡Más patadas, más puñetazos; adelante! A pesar de que las causas de su lucha no han cambiado demasiado, de que su meta sigue siendo la misma, 76 años son muchos y, de tanto en tanto, al igual que ha pasado con Superman, Batman y la mayoría de los héroes de DC, no viene mal actualizarse; contar de nuevo el mito; reinventarlo; adaptarlo a los tiempos que corren y acercarlo a las nuevas generaciones de lectores de cómic. Luego siempre tendrán tiempo de descubrir los clásicos.
La Leyenda de Wonder Woman de Renae De Liz, editada en un tomo de lujo por ECC, es la última actualización de las primeras hazañas de la princesa guerrera amazona. Narrado en clave de mito griego, con grandes dosis de cuento de hadas, nos mostrará, como novedad, un somero acercamiento a la niñez de la protagonista. La niña nacida del barro. La niña antes de ser leyenda. La niña como epicentro de grandes acontecimientos aún por llegar. La infancia de Diana será una parte importantísima para entender sucesos posteriores. Esa infancia en la que veremos cómo Hipólita, su madre y reina de las amazonas, la mantiene al margen de cualquier peligro, preparándola únicamente para reinar en caso de que ella falte. Evidentemente, y para que haya historia, necesitamos a una muchacha inquieta y audaz que tenga otros planes en mente. Diana es esa muchacha. Quiere ser guerrera. Liderar su pueblo, sí; pero luchar junto a él también, sin tener que esconderse tras los muros de palacio. “Ya era hora de que Diana hija de Hipólita, la guerrera dorada, única hija de los inmortales, diera rienda suelta a su fuego”. A eso hay que añadirle los extraños hechos que vienen ocurriendo en Themyscira, hogar de las amazonas. Sucesos que poco a poco están corrompiendo la isla y a sus habitantes. Estos acontecimientos, y la entrada en la isla de un desconocido la obligarán, ya como mujer, a abandonar su hogar y buscar respuestas en el mundo de los mortales. Así pues, en La leyenda de Wonder Woman asistiremos a diferentes etapas de la vida de la protagonista: la niña llamada Diana, la mujer conocida como Diana Prince y finalmente, y tras superar difíciles pruebas, Wonder Woman: la célebre superheroína portadora de justicia, paz y amor. “Combatiré la crueldad de este mundo… protegiendo no solo a Themyscira de la oscuridad, sino a toda la gente de la Tierra.”
Aunque parezca un contrasentido a la renovación del personaje, Wonder Woman, como lo hiciera en sus primeras aventuras, vuelve a los campos de batalla de la segunda guerra mundial. Como he dicho en otras ocasiones no es lo que cuentas, sino cómo lo haces. Y aunque luchará contra los nazis, también lo hará contra las versiones zombis de éstos (nazis zombis, eso siempre funciona), mientras intenta comprender el porqué de esa guerra. Todo ello será el preludio de la lucha feroz que la llevará a una elección que marcará su destino. A esto hay que añadirle que el mundo de los mortales es muy diferente al suyo y que cosas como el cine, la moda o las fiestas universitarias le son totalmente desconocidas. Ese choque de culturas provocará alguna que otra curiosa situación. El contrapunto a la tensión dramática lo pone Etta Candy (que sería como un equivalente al Jimmy Olsen de Superman) que intentará “adiestrar” a la asilvestrada amazona convirtiéndose accidentalmente en su fiel escudera. Etta le mostrará que no se necesitan poderes para ser un héroe. “Una chica debe entender el mundo para poder sobrevivir en él”. Una secundaria de lujo.
Un lujo también es, sobre todo para la vista, disfrutar de las ilustraciones de Renae De Liz. Su dibujo, y a falta de una mejor forma para describirlo, podría ser una muestra de lo que harían Disney y DC si trabajasen juntas. A pesar de que el estilo juvenil de Renae no se encuentra dentro de mis preferidos, he de reconocer que el diseño de algunos personajes (sobre todo los míticos, como los titanes, dioses, el caballo alado Pegaso, las sirenas, etcétera) me ha dejado embobado. Mención especial para la propia Wonder Woman, de belleza típicamente mediterránea (de rasgos muy griegos, como debe ser) y de portentosa figura que me ha recordado a Lucy Lawless, y en especial a su etapa interpretando a Xena, la princesa guerrera. En general observar esas gruesas líneas repletas de color, esa luz fascinante, esa pluralidad de matices consigue que te acabe atrapando el aura de cuento que emana en cada página y en cada viñeta.
La Leyenda de Wonder Woman de Renae De Liz es un cómic de corte juvenil, respetuoso con los fundamentos del personaje pero que da unas notorias, y necesarias, pinceladas de innovación al mito de la princesa guerrera de las amazonas, consiguiendo de esta forma un equilibrio entre lo clásico y lo moderno en un cómic en el que las chicas llevan las riendas a lo largo de toda la trama.