La librería de monsieur Picquier, de Marc Roger

la librería de monsieur PicquierComo buena amante de los libros que soy, me encantan las novelas que hablan del amor por la literatura. Firmin, de Sam Savage, o 84, Charing Cross Road, de Helene Hanff, son dos obras de este tipo a las que recuerdo con especial cariño. Y a esa lista le acabo de añadir un nuevo título: La librería de monsieur Picquier, el debut literario de Marc Roger.

El narrador y protagonista de esta historia es Grégoire, un chaval de dieciocho años negado en los estudios, que entra a trabajar como auxiliar en una residencia de ancianos. Allí conoce al señor Picquier, un octogenario al que todos llaman el Viejo Librero. A Grégoire le sorprende que el hombre guarde tres mil libros en su habitación, una décima parte de su amada librería de antaño, pero nunca lo vea leer. Cuando se lo pregunta al señor Picquier, este le confiesa que ya no puede, el Parkinson y el glaucoma no lo dejan. Entonces se le ocurre pedirle que sea él su lector particular una hora al día. Grégorie jamás ha tenido interés por abrir un libro, pero se muestra encantado de hacerle el favor para librarse del resto de las tareas, aunque solo sea solo por un rato.

El Viejo Librero es más listo de lo que parece y su único propósito no es que el muchacho le lea, sino convertirlo en lector para toda la vida. Sus años de oficio le han afinado el instinto y sabe qué libro necesita cada cual en cada momento. Como no podía ser de otra forma, el primer libro que le hace leer es El guardián entre el centeno, de J. D. Salinger. Imposible que no se sienta identificado con Holden Cauldfiel, un adolescente tan hastiado como él. El plan del anciano surte efecto inmediato: Grégorie no puede parar de leer, acaba de descubrir el poder de la literatura.

Así, charla tras charla y libro tras libro, Grégoire se convierte en un lector empedernido, y él y y el señor Picquier se hacen amigos íntimos. Juntos contagiarán el entusiasmo por la literatura al resto de los ancianos a través de las ocurrencias más insospechadas.

La amistad intergeneracional entre los dos protagonistas de La librería de monsieur Picquier es hermosa: el señor Picquier le da una oportunidad a Grégorie, un chaval en el que nadie cree, y Grégorie se la da al señor Picquier, un anciano del que ya nadie espera nada. Y, de igual manera, le dan una oportunidad a los demás residentes, cuyas ganas de vivir se renuevan gracias a las sesiones literarias.

La ternura y el humor con los que Marc Roger aborda la vejez resultan entrañables, y solo por eso es una lectura que merece la pena. Pero La librería de monsieur Picquier también es una historia adictiva. Doscientas veintitrés páginas que se pueden leer del tirón, o casi. Ese es el poder del señor Picquier y de las buenas historias: nos atrapan sin que nos demos cuenta y nos enseñan a mirar el mundo con otros ojos.

 

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