La literatura erótica ha sido uno de los géneros más denostados en nuestra sociedad.
Hasta hace poco, hablar en una novela de que las protagonistas trabajan como escorts en Barcelona participando en fiestas salvajes por puro placer habría sido motivo de rechazo, se consideraría tabú y ese libro sería totalmente relegado de las librerías abiertas al gran público.
Como mucho, habría conseguido hacerse un hueco en sex shops, que también han pasado de ser lugares sórdidos a ir expandiéndose como un comercio más. Por suerte, nos hemos quitado las máscaras y han caído los prejuicios. Las novelas que hablan de estos temas han dejado de ser rechazadas y forman parte de los contenidos que se pueden encontrar accesibles para adultos en cualquier librería.
La literatura es un reflejo de nuestra sociedad y, desde los inicios de la humanidad, cuando nuestra especie comenzó a plasmar su conocimiento en soportes físicos, existen tratados del amor y el sexo. Tanto en El Papiro de Turín como en El Papiro de Leide, provenientes ambos del antiguo Egipto, podemos encontrar los primeros documentos que hablan de posturas sexuales y de los primeros atisbos de intentar definir el amor.
La temática sexual en la literatura de la antigua Grecia, cuna de nuestra civilización, relacionaba la sexualidad con la divinidad, y no había tabús relacionados con el sexo homosexual o el sexo oral. Recordemos también que en la antigua Grecia existían las hetairas, mujeres instruidas, cultas, con dotes artísticas, con prestigio social, independencia económica y que eran también trabajadoras sexuales. Incluso algunas de ellas utilizaron los conocimientos que tenían y su amplia cultura para escribir sobre su oficio, y también para entremezclar el erotismo con la crítica social, la sátira y la comedia.
Pero si hablamos de la antigüedad, sin duda tenemos que hablar de “El Kamasutra”, probablemente la obra cumbre de la literatura erótica, la más conocida por todos y uno de los más completos manuales de sexualidad que se hayan escrito jamás, con sus innumerables posturas y variantes, pero que también incluye numerosas recomendaciones y sugerencias para practicar el más noble arte de todos, el sexo y el erotismo.
La literatura erótica tuvo su época más complicada en la Edad Media. Aunque en Oriente Medio tendría gran repercusión una obra que hoy es conocida en todo el mundo, “Las mil y una noches”, cuyo tema central es la infidelidad, en Europa no hubo una novela equivalente. No obstante,debemos mencionar “El Decamerón”, escrita en el siglo XIV y que se atreve a contar las historias sexuales que podrían estar ocurriendo en conventos entre sacerdotes y monjas, pero que sufrió la censura hasta hace muy poco, lo que hizo que no pudiese tener difusión en su época.
Poco a poco va quedando atrás la época oscura en cuanto a libertad sexual de la Edad Media, y ya en el renacimiento, en el siglo XVIII, aparece el que será uno de los referentes en la historia de la literatura erótica, el Marqués de Sade, que publicó sus perversiones en “Justine y 120 días de Sodoma”, abriendo un camino hacia la libertad sexual más allá de las ideas preconcebidas clásicas.
El libro más rompedor del siglo XX en cuanto a literatura erótica fue “Lolita”, de Nabokov, que hoy en día todavía tiene que luchar contra la censura. El siglo XXI está dando pie a toda una serie de autores y autoras especializados en este género, algunos llegando a los millones de lectores. Tal ha sido el caso de E.L. James con su trilogía “Cincuenta sombras”.
Definitivamente, la literatura erótica es reconocida ya como un género más, en igualdad de condiciones con el resto.