“Hay gente con la suerte de haber nacido en un radiante día de verano. Tal vez nosotras vinimos al mundo bajo nubes de tormenta. Sin viento. Sin lluvia. Solo una montaña de nubes que debemos escalar cada mañana para poder ver el sol.”
Cuando sientes que un libro consigue hacerte sentir y emocionarte a través de su historia, además de viajar en el tiempo y en el espacio a donde transcurre todo y sientes que conectas de verdad con sus personajes, sabes que fue la novela la que te escogió a ti y no al revés. Y esto es algo que muy pocas veces me ha ocurrido y que también sentí con La ira y el amanecer, otra bilogía de esta misma autora.
Y es que Renée Ahdieh tiene una singularidad al escribir que llama la atención. Sus novelas, a pesar de no ser de fantasía, transmiten una magia espectacular y te llevan de inmediato al lugar al que la autora quiere que viajes. La ambientación que plasma siempre es exquisita y llena de detalles. Y si ya lo fue en la bilogía que os he comentado anteriormente, un retelling de Las mil y unas noches, que logró transportarme a la exótica ciudad de Jorsán, en esta novela el efecto se multiplicó. Y es que esta nos lleva al Japón feudal, un lugar que ya de por sí es interesante, a través de una narración y una ambientación asombrosa, que te hace desear estar allí para vivir la historia junto a sus personajes.
Pero es que además de este punto, que es uno de los aspectos clave de esta novela, tenemos que sumarle una trepidante trama con muchos giros inesperados que ha logrado mantenerme enganchada a sus páginas desde el principio hasta el final. Y no todos los libros tienen el poder de conseguir eso, ya que cuanto más lees (o al menos, a mí me da esa sensación), más sensación tienes de descubrir todo lo que va a ocurrir en las siguientes páginas… Y La llama en la niebla es un ejemplo de ello. Y un libro que mejora a medida que te vas adentrando en la historia y todo lo que esta tiene detrás.
El papel de la mujer en el Japón feudal es uno de los aspectos que más se tratan aquí y es quizás el paralelismo que le veo con Mulán. Y es que aunque esta novela sea un retelling de la película de Disney, pocas cosas tiene en común. Excepto que Mariko, la valiente y madura protagonista, también se hace pasar por un hombre para convertirse en una guerrera y sentirse como una igual ante sus compañeros y ocultar quién es en realidad: la hija de un samurái con muchos (demasiados) enemigos. Es increíble cómo plasma la autora la reivindicación de la mujer respecto a su papel en la sociedad, como he dicho anteriormente, y no puede haber un tema más actual que ese y de mayor importancia en un libro juvenil. Lo esencial que es instalar en las mentes de los jóvenes la igualdad y la paridad, que sigue siendo una lucha actual de mujeres de todo el mundo.
Me ha encantado también este punto, que se trata con profundidad y madurez, y el cambio que da la joven protagonista debido a todos los acontecimientos acaecidos a lo largo de la historia. Por eso me ha gustado mucho y he empatizado mucho con este personaje, que se siente engañada en muchos aspectos de su vida, y ve cómo paulatinamente va descubriendo la verdad y conociéndose cada vez más a sí misma y el camino que desea elegir, que no tenía nada que ver a lo que deseaba en un principio. Un conflicto en un personaje joven que me ha gustado y que me parece clave en el desarrollo de la historia.
La llama en la niebla me ha sorprendido enormemente y me ha demostrado que se puede crear una trama interesante y llena de giros inesperados, con una ambientación increíble y unos personajes con los que es muy sencillo empatizar y que son capaces de transmitirte todo lo que sienten, como si no fuera una historia de ficción. Sin duda, seguiré todas las novelas de esta autora, porque su ambientación me ha hecho viajar en el tiempo y enamorarme de cada uno de los detalles de la historia. Renée Ahdieh tiene algo especial que te hace volver siempre a ella y engancharte a su forma de escribir. No puedo más que recomendarla por todo lo que me ha hecho sentir personalmente mientras leía.