Antes de nada debo reconocer algo: no soy un experto en cómic. Si leo este género, que por otro lado me encanta, es sobre todo porque alguno de los autores que sigo en otros géneros también trabaja este. Un ejemplo claro de ello es Alejandro Jodorowsky. He leído mucho de él, bestsellers de Debolsillo como Psicomagia, La Danza de la Realidad o El Tesoro de la Sombra, algunos un poco menos conocidos como Viaje Esencial y La Vida es un Cuento (Siruela) o El dedo y la luna (Obelisco); he visto la gran mayoría de sus películas (El Topo, La Montaña Sagrada, La Danza de la Realidad,…); y también he leído alguno de sus cómics (El Incal o Los hijos del Topo). Es en esta última faceta en la que nos encontramos hoy con la edición integral de La Loca del Sagrado Corazón, publicada, como sus anteriores cómics, por Reservoir Books.
En este cómic, que como ya he dicho viene con todos sus números al completo, encontramos todo lo que envuelve cualquier obra de Jodorowsky: la sombra del padre y de la madre, la rotura simbólica del cordón umbilical, la huida forzosa del nido, la corporeidad enfrentada a lo mental, la espritualidad en lucha con la carne, la religión, la política, el crecimiento personal y la autorrealización. Podemos estar delante de un libro, de un dibujo, una escena o un taller presencial pero todo lo que hace Jodorowsky lleva su marca. Como es lógico, este cómic también.
Acompañado por los dibujos del genial Moebius, En La Loca del Sagrado Corazón, que ha traducido del francés Carlos Mayor, nos encontramos principalmente con Alain Mangel, profesor de edad avanzada de filosofía en la Sorbona especialista en Heidegger y Husserl y que ha suprimido la terminación judía de su apellido, y Elisabeth, una joven fuertemente religiosa obesionada con el profesor. Mangel, una evidencia en la Sorbona, tiene detrás día tras día un sinfin de alumnas locas por él, enamoradas de un discurso que las lleva a desear el instrumento que lo declama, es decir, él. Entre ellas destaca Elisabeth, quien urdirá junto a otras dos personas el plan con el que llevar a un estado de realización a Alain. Él pasará por todas las fases ante un proceso como este: rechazo, miedo, pavor, agresividad, duda, planteamiento y finalmente aceptación. Pero todo cargado de ese surrealismo tan irónico de Jodorowsky.
Elisabeth será la Élizabeth bíblica en busca de su Zacarías (Alain), con quien, ante todo pronóstico (por edad, por disfunción, etc.), tendrá un hijo: Juan, San Juan. Podríamos estar hablando de la Biblia si no fuera porque esta historia se ubica en el París de finales de los ochenta. Como narra la tradición, Elisabeth se unirá a José (quien en este caso es un adicto a la heroína) y a María (internada en un manicomio e hija del mayor clan de contrabandistas de Colombia). El plan será sacar a María de ahí, llevarla hacia donde ella los guíe y esperar a que, por obra de Dios, sea concebida. Toda este hilo místico, bíblico, acampañado siempre de un profesor de filosofía que más que hablar emite discursos filosóficos, más que contar con un exceso de duda o temor cuenta, como le dice una chamana al final del libro, con «exceso de cerebralismo». Esa lucha interior de un profesor totalmente racionalista que se ve abocado hacia un mundo espiritual donde los milagros imposibles se convierten en base de creencias, de ese profesor con un «cerebro sin paisaje» que empieza a notar cómo dentro de sí lo que antes solo eran palabras y discursos ahora son luces y sombras, esa lucha interior pasará de ser una diarrea incontrolable (fruto del miedo y el rechazo) a la resurrección en otro cuerpo.
En La Loca del Sagrado Corazón Jodorowsky nos enseña (esa es la gracia de sus obras, que siempre enseñan) que al final el mayor y mejor profesor es el más necesitado de aprendizaje, que la vía de lo racional siempre acaba agrietada por una luz que busca entrar a la fuerza en todos y en todas las cosas. Yo no sé explicar qué significa o qué es esa luz, lo que sí sé es que abriendo cualquiera de sus libros aparece. La Loca del Sagrado Corazón tiene de todo, desde sexo explícito hasta asesinatos, desde sangre que cae por litros de una muñeca y es bebida por todos hasta un profesor totalmente racionalista bien cargado de ayahuasca que vuela por el universo en la posición de loto. Quizá te hayas reído con lo que aquí puedes encontrar, pero es que la gracia de aprender es aprender riendo. Larga vida a Jodorowsky.
1 comentario en «La Loca del Sagrado Corazón, de Alejandro Jodorowsky y Moebius»