Reseña del libro “La madre del frío”, de Miguel Salas Díaz
Dones sobrenaturales.
Un cadáver hallado en circunstancias más que extrañas.
Ritos.
Secretos familiares de medio siglo atrás.
Cuando leí estos elementos en la sinopsis de La madre del frío, obviamente me sentí atraída. Eran la mayoría de mis filias literarias reunidas en un solo libro. Y, aunque pocas veces leo thrillers, es un género que me suele atrapar.
En esta novela de Miguel Salas Díaz —profesor de universidad de lengua y literatura, poeta y experto en tradiciones y simbología—, conocemos a Xan Borrasca, un hombre hemipléjico debido a un accidente que tuvo en la niñez, que también lo dotó de poderes: es capaz de ver a los muertos y de hablar con ellos. Por eso, no es de extrañar que Irene, una amiga policía, le pida que colabore en un caso que tiene tintes paranormales: Marta Castro, una famosa actriz gallega, ha sido hallada con el corazón arrancado y un pájaro vivo en su lugar. Enseguida que Xan Borrasca profundiza en el caso, intuye que esa muerte está relacionada con otra de años atrás que lo dejó trastocado.
La madre del frío avanza en dos tiempos: por un lado, acompañamos a Borrasca en su investigación actual y, por otro lado, retrocedemos a ese accidente de su infancia que lo cambió todo, a cómo fue entablando relación con las personas cruciales de su vida y a ese antiguo caso que puede ser clave para resolver el actual. Y, conforme va desenmarañando sus recuerdos, descubre secretos familiares que hacen que entienda mejor por qué él es como es.
La madre del frío es una novela que se toma su tiempo para ir ahondando en los personajes y en la trama, de ahí que alcance casi las quinientas páginas. Nada es precipitado ni ocurre porque sí, y eso se agradece. De ahí que no tenga del todo claro por qué yo en ningún momento llegué a conectar con la historia. Es uno de esos casos en los que no sé si la culpa es mía, ya que la rutina diaria puede hacer que nuestra mente no esté en el momento adecuado para dejarse llevar por determinadas novelas. Las únicas pegas que le puedo sacar —y que, insisto, tienen que ver únicamente con mi experiencia lectora— son que un par de los giros importantes me los vi venir de lejos y que algunos hechos de la recta final del libro no me convencieron. Tal vez se deba a que el desenlace de La madre del frío abre el camino claramente a una segunda parte, pero, desde la perspectiva de libro único, me dejó cierta sensación de decepción.
Que yo no haya conectado con La madre del frío no quita que, de manera objetiva, vea que tiene elementos suficientes para ser del gusto tanto de los amantes del thriller como de los de fantasía, pues Miguel Salas Díaz ha sabido unir con verosimilitud ambos géneros. Y quienes disfruten con esta historia tendrán la suerte de contar, al menos, con una entrega más de su peculiar protagonista, Xan Borrasca.