La madre, de Máximo Gorki
Título: La madre
Autor: Máximo Gorki
Editorial: Edaf
Páginas: 400
Todo el mundo tiene recuerdos de la biblioteca familiar, y no hablo de paredes forradas de libros, ni tan siquiera de varias estanterías, en ocasiones es posible que fueran solo un puñado de títulos, eso ocurría en mi casa, que habían, desde donde a mí me alcanzan los recuerdos, varios libros que no olvido, entre ellos, una enorme y bellísima Biblia ilustrada, de esas en las que vas anotando los acontecimientos familiares, junto a este libro, La madre, de Gorki, del que hoy vengo a hablaros. No es extraño que esos dos libros, para mí, siempre vayan asociados, dos libros que, sin duda, han marcado profundamente mi vida.
Porque si Anna Karenina, a los quince años, me pareció una historia tristísima y súper adecuada para una adolescente por esos personajes tan emocionales que siempre quedan en la memoria, no sabía, en cambio, que pensar sobre este otro libro: La madre, que leído a los 12 años, revolucionó toda mi manera de ser y pensar ¿Quién dijo que un libro es inofensivo?
¿Cómo podía ser que no se pudiese hablar durante la dictadora de determinados temas y en casa de mis padres hubiese habido siempre un libro como aquel? Yo, en La madre, siempre vi un libro revolucionario, obreros que, como los de mi barrio, como mis padres y sus compañeros, incluso como el cura de nuestra parroquia que la cedía para sus reuniones y como lugar de refugio, querían un mundo mejor, y por el estaban dispuestos a casi cualquier cosa.
Y pasado el tiempo queda la memoria de esos días mezclada con la memoria y la ilusión lectora:
Yo tenía un Barrio en Zaragoza ….
Si,
un barrio
lleno de gente
y vacío de cosas.
Y fuimos conquistando sus calles polvorientas
llenándolas de sueños y de vidas por hacer
llegábamos de todos los rincones
y creamos un gran barrio de Babel.
Una Iglesia en una casa,
unas torres sin campanas,
y olor de obrero
con sabor a fábrica;
en las paredes pintadas
de sus altas tapias
descubrimos dos palabras,
libertad y democracia…
Y eso que nadie entendía de:
“Larga marcha”…
(Susana Hernandez)
Y qué bien sabe el autor que está creando literatura-herramienta al escribir, y poner en boca de uno de sus personajes eso de: “Dame libros que, cuando los lean, no dejen al hombre tranquilo…”,. Estamos en 1907; y Gorki ya sabe del inmenso poder de las palabras.
Una novela que arranca con la muerte de un obrero, Mijaíl Vlásov, un hombre que maltrató física y psicológicamente su mujer, Pelagia Nílovna, durante todos sus años de matrimonio. Todos damos gracias al cielo por la muerte de Mijail, aunque sabemos que también él es víctima del terrible sistema que sufrían.
Pável es el único hijo de Mijail y Pelagia. Podía haber seguido los pasos de su padre pero en los seres humanos no todo está escrito desde la cuna. Pável es distinto, es sensible y mira a su alrededor intentando encontrar la solución a esa infernal forma de vida.
La madre quiere saber, quiere entender, y cuanto más sabe más quiere saber.
Me parece muy inteligente que Gorki utilice la figura de La madre para hacer llegar la figura del socialismo, con toda la carga emocional que eso conlleva, no da miedo el socialismo que quieren, ese que apoya la madre, una madre creyente a la que nadie obliga a apartar a Dios de su vida, una madre comprensiva capaz de amar no sólo a Pável, sino que hace hijos suyos a todos aquellos que luchan, sueñan y arriesgan. Ella, La Madre, la que sufre, la que supera el miedo, la que da alas a sus hijos para que vuelen, la sacrificada, ella es la patria, es ese socialismo que a todos acoge…
¿Por qué me resulta tan interesante es este libro? Porque está escrito antes de la Revolución, antes de que ver su resultado, antes de Stalin, antes de todo lo que quedaba por venir… 1907 fue el año en que terminó esta novela, aún faltaban 10 para la Revolución. Y supongo que es por eso por lo que Gorki no deja cerrado el libro, no deja un final claro, había nacido la ilusión pero todo estaba por pasar…
Susana Hernández
Muy buena reseña. Muy buen libro. Un abrazo
Pues todo un placer haberlo compartido contigo !!!
Otro abrazo, fuerte!
Ya tenía yo ganas de venir qué tal es este libro. Estoy contigo en todo, en lo de lo valioso del momento en wue fue escrito, de la universalidad de la madre, y me hace gracia que este libro te “maleara” en la adolescencia. Lo tenías en la época de Franco, pero ¿era un libro prohibido?
Un placer compartir lectura, y decirte que me ha encantado esos versos,nla descripción de cómo las gentes le dieron vida hasta crear un bonito barrio de Babel.
Entrañable la reseña y bonito poema, de verdad.
Un abrazo, y a ver qué nos leemos en la próxima vuelta.
Supongo que era un libro prohibido, pero con este título tan “dulce” y algunas portadas tan curiosas como las que he ido viendo en estos días, supongo que no sería difícil hacerlo pasar por otra cosa jejeje
El barrio al que yo llegué a vivir en Zaragoza, La Jota, nació al amparo de una gran fábrica que ocupaba el centro físico del barrio, y también había un gran polígono industrial que empezaba a nacer a su derecha… Todo lleno de chavales que llegábamos de muchos puntos, Cataluña, Vascongadas (Aun ni se olía el nombre de País Vasco) Extremadura, Andalucía, Galicia, pero también de Alemania, Francia y Suiza, muchas familias que retornaban de la emigración a la que se vieron obligados en los años cincuenta.
Historias… De la infancia 😉
Un besico !
Muy chulas 😀
Qué interesante reflexión sobre este libro. Sin duda lo buscaré. Me gustan esos libros que son escritos antes de que suceda algo, porque muestran mucho de lo que se va fraguando y cómo. La idea de la madre como figura del socialismo que iba creciendo en aquél momento, me parece una idea sencilla y que se acerca mucho a la realidad…da seguridad, confianza, supera miedos…en fin…y además, cree en Dios. Porque…aunque parezca mentira, se puede creer en Dios y tener ideales socialistas o de otros movimientos sociales.
Me encanta la poesía que escribiste…Bellísima…
Un abrazo,
Querida María, qué alegría leerte precisamente en esta reseña, literatura rusa, sí, pero leída con té inglés 😉 Yo creo que efectivamente es un libro que da para muchas reflexiones, en el Club de lectura ha resultado fantástica la reunión en la que hemos hablado de él.
El poema? Solo hay que haber vivido en un barrio obrero para que las palabras surjan como el humo de las fábricas.
Un fuerte abrazo!