Hablar de Tim Burton es hablar de uno de los cineastas más significativos de las últimas décadas y, posiblemente, el que ha creado un universo propio más reconocible. Los años ochenta y noventa fueron su época dorada, en la que cautivó a millones de espectadores dirigiendo películas como Beetlejuice (1988), Eduardo Manostijeras (1990) y Sleepy Hollow (1999), o como productor y guionista de Pesadilla antes de Navidad (1993). Los personajes de todas ellas tienen esa estética marca de la casa: rostros pálidos, ojos desencajados y ojeras enormes.
Lo que quizá no sepan muchos de sus seguidores es que por aquel entonces, exactamente en 1997, Tim Burton también publicó La melancólica muerte de Chico Ostra, un libro ilustrado de cuentos infantiles escritos en verso. Y entiéndase que, cuando digo «cuentos infantiles», me refiero a infantiles al estilo Tim Burton: tan tiernos como macabros. A punto de cumplirse el veinte aniversario de su traducción al castellano, Anagrama acaba de reeditarlo, incluyendo en el mismo volumen la versión original en inglés.
Los protagonistas de estos veintitrés cuentos son generalmente niños extraños y solitarios, rechazados por su entorno y hasta por sus padres, pero con los que nos es fácil empatizar. Cómo no, la fijación de Tim Burton por los ojos se manifiesta desde el primer momento, a través de personajes como La mirona, Ojos de clavo y la niña de muchos ojos. Pero las rarezas de sus niños no se limitan a esa parte del cuerpo. En las páginas de La melancólica muerte de Chico Ostra también habitan el chico robot, el Chico Mancha, la chica vudú, el Chico Tóxico, el Chico Momia, Cabeza de melón, el niño pingüino, el Chico Ancla y, por supuesto, el Chico Ostra, que protagoniza dos relatos, uno de ellos, el más largo de esta colección. Es probable que a los más aficionados a la filmografía de Tim Burton les suenen estos personajes, pues muchos de ellos aparecieron en una saga de cortos de dibujos animados que escribió y dirigió tiempo después.
Para los que echamos de menos los buenos tiempos de Tim Burton, es una gozada leer La melancólica muerte de Chico Ostra. En este libro ilustrado nos reencontramos con esas mezclas de ternura y crueldad, de humor negro y poesía, con las que el cineasta estadounidense nos fascinó en sus primeros años de carrera, consiguiendo que conectáramos con sus personajes extravagantes y nos horrorizáramos con los que eran pura normalidad.
Dijo Marco Giusti, de L’Espresso, que este era «… un libro horrible y adorable, dedicado a los adultos que no pueden crecer y a los niños enfermos de demasiada fantasía». Creo que no hay mejor forma de definir La melancólica muerte de Chico Ostra ni el estilo de Tim Burton en general. Así que si tú eres de esa clase de adultos, como yo, no dejes escapar esta rareza literaria. Y si tienes la suerte de conocer a algún niño que encaje en la segunda categoría, no dudes en recomendárselo. El universo burtoniano en todo su esplendor os está esperando entre las páginas de La melancólica muerte de Chico Ostra.
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