La memoria del agua, de Teresa Viejo
Sin embargo, me temo que la novela no está bien enfocada si lo que pretendía ser era eso, una novela. Al ser La Isabela el tema principal, y no el contexto, el espacio en el que se desarrolla la acción, todo lo demás queda en un segundo plano, soterrado, incluyendo la vida de Amada Montemayor, la protagonista de la historia cuya existencia debiera ser lo más importante.
Es cierto que hay ficción, y mucha; hay montones de personajes que no han visto más luz que la que su autora ha querido otorgarles, vidas detalladas muy interesantes, amores y desamores por doquier, muertes y misterios, fiestas, celebraciones… Todo es muy interesante, incluso te atrapa en su momento. Sin embargo, al no estar ligado realmente a ningún conflicto importante (ése que toda novela que se precie debe tener, sea de la índole que sea), pues como digo todo está enfocado más al balneario, la parte de ficción se desmorona en la manos.
La escritura no es ágil y fresca, al menos al principio. Está recargada de metáforas y paralelismos innecesarios que sólo dificultan la lectura lineal. Con frases que se intuyen forzadas, durante los primeros capítulos cuesta seguir el ritmo que pretende guiar al lector, haciendo necesaria a veces la relectura. Sin embargo, ya sea porque la autora coge más agilidad o porque el lector ya se ha visto necesariamente acostumbrado, el caso es que la segunda parte del libro se hace mucho más llevadera y rápida de leer, incluso ligera.
No he leído los ensayos de la misma autora, publicados antes que ésta su primera novela, por lo que no puedo comparar. No obstante, al no tener la parte de ficción que implica una novela, me imagino a Teresa Viejo más cómoda escribiendo, provocando así una lectura más placentera. Tendré que comprobarlo.