Hablemos de cosas serias. La alimentación, por ejemplo. ¿De cuántas dietas milagrosas te han hablado tus conocidos o los medios de comunicación a lo largo de tu vida? Imagino que has perdido la cuenta. ¿Cuántos alimentos han pasado de ser recomendados por las autoridades sanitarias a ser nocivos para tu organismo y hacerte propenso a múltiples enfermedades, o viceversa? ¡Uf! La lista es interminable. ¿Cuántas veces te has sentido culpable por comer dulces o una grasienta hamburguesa? Apuesto a que más de una vez.
Vivimos en un mundo de sobrecarga informativa que nos infunde miedos irracionales para, después, bombardearnos con consejos contradictorios. Es difícil mantener una dieta saludable: que si hay que evitar la sal, el azúcar, las grasas, los procesados… Eliminar todas esas sustancias catalogadas de malas de nuestras comidas parece misión imposible en el modo de vida actual. Aun así, sentimos la necesidad de que nos digan cómo comer bien para evitar la enfermedad y la muerte, por eso son tan exitosos los libros sobre nutrición, que prometen soluciones rápidas y simples a una gran variedad de problemas de salud. Pero olvidaos de todos ellos, porque La mentira del gluten. Y otros mitos acerca de la alimentación tiene la respuesta definitiva a todas vuestras dudas alimentarias. Y esa respuesta es mucho más sencilla de lo que esperáis, y mucho más complicada a la vez…
Alan Levinovitz hace un repaso a la historia para desmitificar las dietas de moda, ya que estas repiten arquetipos de los mitos y supersticiones reproducidos y versionados desde la antigüedad. Nos explica que la obsesión por evitar el gluten, cuando no se padece la enfermedad celiaca o la sensibilidad no celiaca, no tiene base científica ni nos aportará beneficios. Es cuestión de moda, como hace veinte años lo era etiquetar los productos con la pegatina «sin glutamato monosódico». Que los chinos comieran pene de tigre para aumentar su virilidad hasta que se inventó la viagra puede parecernos estúpido, pero sigue el mito de que somos lo que comemos, igual que muchas de nuestras creencias actuales.
La mentira del gluten. Y otros mitos acerca de la alimentación avisa de que el mito siempre será más sagrado que la evidencia, y que por eso la convicción de que ciertas sustancias son tóxicas subsiste a pesar de que ninguna investigación científica rigurosa lo avale. Quizá pienses que tú no estás influenciado por estas ideas, pero Levinovitz enumera una serie de falacias en las que yo, que no miro especialmente lo que como ni cuento calorías, he creído: el mito del paraíso pasado (todo lo natural es mejor que lo artificial), la mente monotónica (si algo es malo en gran cantidad, también lo será en pequeñas dosis) o el efecto sombrero blanco (una buena acción no puede tener consecuencias negativas). ¿En cuántas crees tú? ¡Confiesa!
Si algo me ha quedado claro tras leer La mentira del gluten. Y otros mitos acerca de la alimentación es que la mayoría estamos más influenciados de lo que imaginamos y que hay que ser escépticos con toda la información que recibimos, sobre todo cuando esta puede influir en nuestra salud; que natural y procesado o bueno y malo no son categorías científicas, sino más bien conceptos morales; y que esos estudios que abogan por el bien de nuestra salud a la vez que nos venden un libro o un alimento milagroso tienen los mismos conflictos de interés que las malvadas industrias de alimentación que nos ocultan la verdad para matarnos lentamente (aunque esto ya lo sospechaba).
La mentira del gluten. Y otros mitos acerca de la alimentación desmonta muchos de los miedos actuales y nos anima a cocinar y comer sin prisas ni culpas. Solo es necesario un poco de sentido común para mantener una alimentación saludable. ¿Te animas a volver a disfrutar de la comida?