¿Os imagináis al abuelito de Heidi rodeado de ratones parlanchines y extremadamente juguetones? Pues algo así ocurre en La mudanza de Bruce, de Ryan T. Higgins, el libro que hoy os traigo.
Nuestro protagonista, Bruce, es un oso solitario, reservado, poco dado a hablar o a reír. Muy en la línea del abuelito de Heidi, vaya. Le gusta estar tranquilo y, la gente, cuanto más lejos mejor. En resumidas cuentas: disfruta de su soledad. Sin embargo, por circunstancias de la vida, Bruce se convierte en la «madre» de cuatro gansos y debe afrontar la realidad: convivir con ellos. Pero… lo que no piensa tolerar es aguantar a tres ratones escandalosos. Intenta deshacerse de ellos, pero nada surte efecto. Así que se muda de casa con sus cuatro gansos, lejos, muy lejos de los ratones. ¿Conseguirá Bruce librarse de ellos finalmente o tendrá que aceptar la convivencia con los tres roedores?
Debo deciros que tenéis ante vosotros un libro divertidísimo con el que se lo van a pasar genial los primeros lectores. Está lleno de ilustraciones realmente bonitas, como sacadas de una película de animación. Ilustraciones llamativas, repletas de color y detalles. Además, la historia que recorre las páginas de este hermoso cuento es una delicia para padres y niños.
Una historia con un personaje principal llamado Bruce. Un oso gruñón que se resiste a hacer amigos. Un oso que, a pesar de ser huraño, me sorprendió desde el principio. ¡Qué difícil debe ser asumir el rol de madre de cuatro gansos cuando aborreces a los demás animales! Y, sin embargo, Bruce no lo duda. Los cuida como si fueran sus hijos, por lo que eso ya nos dice mucho de él. Eso nos deja caer que igual Bruce tiene un corazoncito lleno de amor dentro de su cuerpo peludo.
Pero claro, ya tres ratones locos y fiesteros son otro cantar. ¡Por ahí no pasa Bruce! Y aquí sí es cierto que he visto al oso muy terco, muy serio, demasiado arisco con los roedores. Aunque, si lo pensamos fríamente… ¿a quién le gusta que le invadan su hogar y se apropien de todas sus cosas? Es comprensible su actitud.
No obstante, el cuento nos hace reír en todo momento precisamente por culpa de nuestros amigos los ratones, que no paran de hacer travesuras y sacar de quicio a Bruce, que los esquiva e intenta ignorarlos todo el rato. Situaciones rocambolescas y graciosas que van a dejar a los pequeños de la casa enganchados a este oso y a los animales que le rodean.
Y, ¿sabéis qué es lo más bonito? ¿Lo que nos enseña esta historia? Que al final, lo que de verdad importa es el amor. El amor a nuestros seres queridos, a los nuestros, a los que queremos. Y por ellos haremos lo que sea necesario, lo que haga falta para que sean felices.
Así, Ryan T. Higgins nos recuerda que por mucho que nos resistamos a asumir algo o a aceptar aquello que la vida nos intenta regalar, hay algo más poderoso capaz de poner patas arriba nuestros esquemas. Por lo que si decidís echar una mano en La mudanza de Bruce, ni vosotros ni vuestros peques olvidaréis la experiencia.