Reseña del libro “La Otra Gente”, de C.J. Tudor
No sé cuántos libros podré leer a lo largo de un mes. ¿Cinco, seis? Si es un mes bueno… ¿ocho? Y, a pesar de que esto aumenta las posibilidades de lo que lo voy a decir a continuación, lo cierto es que es muy extraño que ocurra. Hablo de cerrar una novela con una sensación de satisfacción plena. Esa que te hace pensar «así se hacen las cosas». Porque siempre hay libros que gustan más o menos, o algunos que son muy buenos pero a los que les falta «algo». Pues bien, cuando llega esta satisfacción, ese momento en el que descubro que he estado delante de un libro brillante y que se va a quedar para siempre en mi memoria, recuerdo por qué me apasiona leer.
El libro en cuestión ha sido La Otra Gente, de C.J. Tudor (publicado por Plaza & Janés y traducido por Carlos Abreu Fetter). La autora inglesa ya es vieja conocida de mis estanterías, ya que esta es su tercera obra publicada en España y la tercera obra suya que leo. Me adentré en sus oscuras letras con El hombre de tiza (que me puso los pelos de punta a más no poder) y continué con La desaparición de Annie Thorne (que consiguió que me explotara la cabeza con su final). He de confesar que su segundo libro me dejo un sabor de boca un poco agridulce porque no me gustó tanto como el primero y había unas cosas que no terminaba de comprender, así que al ver que había sacado una nueva novela tuve dudas. Sin embargo, pronto las saqué de mi cabeza y le di otra oportunidad. ¡Y no podría haberme arrepentido menos!
Para ponerte en situación te diré que estamos ante una novela de misterio en la que un padre comienza una búsqueda desesperada para encontrar a su hija pequeña. Los policías le han dicho que ha muerto, junto a su mujer, pero él está convencido de que la noche de la supuesta muerte vio a su pequeña montada en un coche de un desconocido. Movido por esa locura irracional que supone creer que su hija muerta todavía está viva, comienza un viaje oscuro y tenebroso donde conocerá a La Otra Gente. Me encantaría hablarte de este grupo, de verdad, pero no puedo. Si lo hiciera te estaría fastidiando la novela y nadie quiere eso. Tú el primero, créeme. Pero lo que sí te puedo decir es que, paralelas a esta historia, encontraremos otras tres: una madre que huye con su hija, otra madre y sus hijos que se ven involucrados en todo el asunto y una chica que trata de huir de El hombre de arena.
Espera, espera… ¿El hombre de arena? ¿Y eso a qué viene? Pues viene a que C.J. Tudor tiene algo especial dentro de sus novelas, y es que en ellas, a ratos, se confunde la realidad con la ficción, la verdad con la mentira. Y es muy normal encontrar elementos sobrenaturales que, en un principio, podrían parecer no cuadrar demasiado en la historia, pero que al final encajan perfectamente. Y te lo digo yo, que no soy muy fan de mezclar géneros y aun así creo que es todo un acierto por su parte. De hecho, esa mezcla ha hecho que solo pudiera leer el libro de día (como ya me pasó con su primera obra) y que tuviera pesadillas con ciertas escenas que no podía quitarme de la cabeza. Y yo, masoquista irremediable, seguía leyendo porque necesitaba conocer el final.
No te voy a mentir, a medida que se acercaban las últimas páginas, iba con el corazón acelerado porque me daba mucho miedo que hubiera hilos sueltos (porque podría haberse dado el caso perfectamente) o que de repente metiera algo sin sentido que hiciera que toda la historia se fuera al garete. Pero como ya te he dicho al principio, al terminar esta novela he tenido una sensación de satisfacción plena porque me parece que la autora ha hecho un trabajo excepcional y que ha puesto el listón muy alto.
No sé si es la «Stephen King inglesa», como algunos medios la están empezando a catalogar ya. Lo que sí sé es que me he declarado su fan y que pienso leer todos y cada uno de los libros que publique, aunque me muera de miedo, aunque tenga pesadillas y aunque me arriesgue a que después las novelas de misterio que lea me sepan a poco.