Reseña de “La peste”, de Albert Camus
“La peste narra las consecuencias del aislamiento de toda una ciudad, lo cual pone de manifiesto lo mejor y lo peor que cada uno de sus ciudadanos lleva dentro”. Con esta frase te encuentras nada más abrir el libro y fue desde este momento en que me sentí enganchado a la historia. Una frase tan sencilla y de una historia escrita hace décadas que me parece que representa lo que he estado viviendo desde el 2020. Puede que sea un momento duro para leer La peste, pero también puedo decir tras sumergirme de lleno en esta novela que es uno de los mejores momentos para hacerlo. En más de una ocasión sentirás que es un relato de total actualidad y que está describiendo lo que hemos vivido estos últimos años. Sentirás que lo ha escrito un viajero en el tiempo que vio como nos comportamos ante el confinamiento, pero tras reflexionar lo que consigues identificar es lo poco que hemos cambiado los seres humanos y cómo seguimos comportándonos de forma similar ante situaciones de crisis.
Albert Camus, escritor y filósofo procedente de la Argelia francesa, escribió esta novela, que descartando la idea de los viajes en el tiempo, nos muestra como la sociedad no ha cambiado tanto como podríamos llegar a pensar en estos más de 70 años. En La peste nos presenta al comienzo una ciudad normal de mediados del siglo XX, centrada en el capitalismo masivo de la época en la que todos quieren trabajar duro y ganar más dinero, pero todo se ve truncado cuando la enfermedad contagiosa y mortal aparece y la ciudad es aislada del resto del mundo.
Me parece que el punto fuerte de La peste es que nos presenta una variedad muy amplia de personajes donde podemos encontrar gente de todas las clases sociales, con oficios muy diferentes y con vivencias anteriores al confinamiento muy variopintas. Esto, acompañado del gran análisis interno de cada personaje que se realiza durante la obra, hace que podamos identificar los efectos y las consecuencias del aislamiento y el miedo en todos los ámbitos. Y sobre todo destacaría cómo representa la relaciones que surgen tanto de solidaridad como de enemistad entre los diferentes grupos y cómo estas relaciones varían en la medida en que el agotamiento y el peligro cambian.
Por otro lado, es un libro de alto contenido filosófico y de reflexión, por lo que requiere de una lectura pausada e incluso de releer ciertas partes hasta conseguir comprenderlas (e incluso creo que una segunda lectura completa podría dar una visión mucho más profunda). Si hubiera que marcar algún defecto, considero que en ciertos puntos se vuelve extremadamente tedioso sin necesidad.
La solidaridad (o la ausencia de esta) y las diferentes formas de expresarla es el tema principal del libro. El detalle más curioso que he sentido es que ha habido momentos en los que pensaba que un personaje era muy avaricioso o aprovechado y podía caer en el error de pensar que era una actitud exagerada, que nadie actuaría así en una situación límite y en la que todo el mundo necesita ayuda. Pero tras estos dos últimos años sabemos de sobra que el individualismo y el sacar beneficio propio muchas veces sale a relucir incluso en las personas más solidarias, que en momentos de presión se actúa de formas que jamás esperaríamos. Esto me ha hecho darme cuenta de lo realista que es la novela.
En conclusión, una lectura muy recomendable que hay que leer con detenimiento y que sirve para hacernos pensar qué estamos haciendo, cómo estamos actuando y qué deberíamos cambiar en la situación que vivimos, que con ciertas diferencias, es muy similar a la de la novela. Por lo que recomiendo su lectura a todo el que no la haya leído y a aquel que la leyera antes del confinamiento le propongo el reto de volver a hacerlo para comprobar si lo vivido le da una perspectiva diferente.
Buena literatura para empezar el año
Excelente reseña, más que identificado con ella, de la misma interpretación. La primera vez que lo leí, hace 25 años, se me hacía muy cercano al VIH o al Ébola. Hoy estamos en la novela, peor aún, somos un extremo de ella. Me encanta la palabra “variopintas” Te sacaste un 10.