La primera mentira, de Marina Mander
Hay momentos en la vida de una persona que significan romper absolutamente con todo lo que conocía. Esos instantes son los que, en un futuro, contarán una historia que hablará de toda la existencia de alguien. Quizá sea una exageración del ser humano pensar que unos simples detalles dirán tanto de una persona, pero hay circunstancias que son tan importantes que es indudable su calado. ¿Por qué digo esto? Porque a través de “La primera mentira” nos meteremos de lleno en el mundo de un niño pequeño que, un buen día, cambia su vida por completo, tiene que mentir por primera vez y todo lo que sucede a continuación servirá para pensar en cuál será su futuro. Se suele decir que la vida de una persona se mide por los momentos en los que ha sabido sentir esa presión en el pecho que llama amor, o por las lágrimas que ha derramado. Quizá no sea cierto, o puede que sí, no soy yo el que tiene que decidirlo. Pero tengo claro que, después de esta lectura, ver la vida con otros ojos es inevitable. Porque todos los días del año, pueden ser el día en que cambiemos hasta tal punto que, después, ya no volvamos a ser nosotros mismos, nunca más.
Luca se despierta un día antes que su madre. Va a su habitación a despertarla y no lo consigue. A la vuelta del colegio, vuelve a entrar en su cuarto y la encuentra en la misma postura. Será entonces cuando descubra que tiene que mentir por primera vez, a los demás y a sí mismo, para seguir adelante sin todo lo que había conocido hasta ahora.
Hace tiempo pensaba en la literatura, así en general, y me daba cuenta que llevaba bastante tiempo sin encontrarme con una historia verdaderamente original. O bien tenía que ver con elementos históricos, o bien eran pura ficción que, llevada al extremo, se hacía incomprensible. Pero un buen día, se hizo la luz. La autora, Marina Mander, puede que escribiera esta historia desde las entrañas más puras. Y hay que reconocerle el mérito, porque los temas de la muerte, de la orfandad, de perder a la persona que más quieres en el mundo, no son temas agradables de contar a un público que muchas veces queremos mirar para otro lado y no leer historias desgraciadas. Pero, ¿es esta una historia desgraciada? Podría decirse que no es una historia al uso, porque a pesar de tocar con profundidad (a pesar de su extensión) temas tan demonizados, lo hace con un juego de palabras, como una hilandera que teje en su fábrica artesanal, para hacernos encontrar esperanza donde, a priori, no teníamos pensado encontrarla. La historia de Luca es la historia de un niño que madura por los golpes de la vida, que no quiere quedarse huérfano a pesar de que la realidad se lo impone, es una alabanza a la lectura más irresistible, y es una mirada crítica a una sociedad que se mira al ombligo, pero no a lo que sucede a su alrededor. “La primera mentira” no es la que contamos al mundo, sino la que nos contamos a nosotros mismos.
Me da especial rabia que este tipo de historias pasen desapercibidas. Muchos de los que nos leéis, seguramente desconocíais la existencia de esta pequeña novelita. Y eso me sucedió a mí en su momento, si no fuera porque Lumen tuvo el acierto de hacérnosla llegar. Son historias como las que se cuentan aquí dentro las que te hacen seguir interesándote por la lectura, por la pasión que nos une a todos los que estáis al otro lado de la pantalla, y que te descubren una especie de nuevo mundo de historias que, de otra forma, no podrías conocer. Y sí, lo reitero, no es una historia fácil, el tema de la muerte, aunque universal, sigue siendo un tema que se toca de puntillas, no de una forma descarnada como aquí. Pero saber mezclar infancia, dolor, alegría y muerte en una sola historia, para mí, ya merece el reconocimiento necesario a una autora, Marina Mander, de la que espero más, mucho más, porque uno se da cuenta de lo que tiene alrededor, y que lo que está por llegar puede no ser todo lo agradable que esperaba, pero al menos podré mirarlo a la cara con satisfacción.
¿Qué haríamos nosotros si, una mañana, encontráramos el cuerpo de nuestra madre en la cama, sin vida? Es una pregunta curiosa. Después de hacerla a algunas amistades, pude ver que ninguno me contestaba de la misma manera. Será entonces que “La primera mentira” es lo suficientemente buena como para crear diálogo y un espacio común para todos, ¿no creéis?
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