Reseña del libro “La puerta de las estrellas”, de Ingvild H. Rishoi
“No puedo no hacerme ilusiones. Mi cerebro es así. Espero que alguien destroce todo La puerta de las estrellas, que cierre todos los grifos de cerveza del mundo, pero nunca pasa, siempre corre la cerveza en alguna parte, y se me nubla la cabeza. No había nada que pudiera decir. Sigue y sigue. Yo pienso y pienso y luego se hace de noche, porque la noche llega siempre. Era la noche del primero de diciembre. Estaba quietecita apoyada en el brazo de mi hermana.”
Hacía mucho que no lloraba con un libro y tengo que decir también que me cuesta dar 5 estrellas, pero es que ‘La puerta de las estrellas’ es muy completo y emocionante para su breve extensión. Los diálogos son muy realistas y están muy bien logrados y la voz narrativa, la de una niña, no puede ser más acertada y es clave para contar esta historia protagonizada por ella y por su hermana, poco mayor que ella. La premisa de la que parte que su padre lleva un tiempo siendo alcohólico y, por este motivo, es incapaz de mantener un trabajo estable y darles una vida normal, por lo que ambas deben buscarse la manera de sobrevivir mientras van al colegio.
A pesar de la dureza del tema, y sin caer en sentimentalismos, con una prosa elegante e, incluso, contenida, el relato de Ronja, inocente e inteligente al mismo tiempo, conmueve y emociona, y llega a ser divertido e irónico en muchos fragmentos a lo largo de la novela. Y te lleva como lector a tu infancia, a esos momentos en los que querías que tus padres fueran a verte en la función navideña del cole, que tu hermano o hermana te contaran cuentos hasta que te quedaras dormido o tener el árbol de Navidad más bonito del mundo.
Pero también es una preciosa historia sobre cómo las fantasías que construimos al soñar despiertos nos ayudan a sobrellevar lo peor que ocurre en nuestras vidas y sobre cómo siempre habrá personas que, desinteresadamente y sin recibir nada a cambio, incluso simples desconocidos, nos acompañen y nos quieran en esos momentos. Porque, aunque, a veces, no lo creamos, por todas cosas malas que ocurren en el mundo, la bondad sigue estando muy presente en nuestra sociedad.
“Puede producirse un milagro -solía decir el conserje-. A veces no queda otra, y entonces ocurre un milagro.”
Al leer este libro, quieres abrazar a estas niñas y acompañarlas en su sufrimiento, acoger a su padre y ayudarle a salir del pozo en el que se encuentra y construir nuevos recuerdos que les ayuden a superar esa tormenta que les obligó, en este caso a las niñas, a ponerse a trabajar para pagar las facturas, madurar y crecer demasiado rápido para la edad que tienen.
No dejaré de recomendar este libro para todo tipo de personas: no llega a las 150 páginas, se lee en 2 o 3 días porque engancha y conmueve desde el principio y el ambiente navideño te sumerge de lleno justo en la época en la que estamos. Una joyita que nos trae Galaxia Gutenberg para recuperar la confianza en el ser humano, aunque sea solo por unos momentos.