No sé si debería empezar esta reseña hablando de Crepúsculo, pero dado que es en lo que he estado pensando todo el tiempo hasta que he tenido este libro en mis manos, creo que no hay otra manera de romper el hielo.
Yo tenía catorce años cuando me topé con la historia de Bella y Edward. En ese momento de mi vida y, sobre todo dos años después, me sentí muy identificada con Bella y eso me había pasado muy pocas veces al leer un libro. Este hecho hizo que leyera la saga con más intensidad y más curiosidad de las deseadas, pero también hizo que disfrutara muchísimo conociendo el oscuro Forks y sus seres no humanos. Y además, tengo que decirlo, fue la primera vez que leí un libro en el que los vampiros eran los protagonistas. Por eso Crepúsculo es tan importante para mí, porque hizo que descubriera mi amor por Anne Rice y, sobre todo, por Bram Stoker. Así que, gracias, Stephenie Meyer por introducirme en el mundo de la noche y hacerme ver que puede ser un lugar maravilloso.
Ahora, yendo a lo que tengo que ir, os diré que cuando leí que Stephenie Meyer iba a publicar su primera novela para adultos me sentí emocionada y ansiosa por saber qué historia se traería entre manos. Ya en su día leí El huésped, novela también dirigida a un público adolescente pero que dejaba de lado el tema vampiro-licántropo para ubicarnos en un mundo lleno de extraterrestres. No sé por qué no se le ha dado más bombo a ese libro, porque a mí, sinceramente, me gustó una barbaridad. Pero vamos a ver, yo he venido aquí a hablar de La química y si sois fans de Meyer ya sabréis cómo fueron sus obras anteriores y lo que os interesará saber es cómo es el nuevo thriller que ha escrito. Y yo no paro de irme por las ramas… así que voy a ello.
Nuestra protagonista a veces es Alex, a veces Jules, otras Chris… dependiendo del momento y, sobre todo, de quién esté huyendo. Se ha pasado gran parte de su vida ocultándose y todo por aquel trabajo de máxima seguridad que tuvo hace tiempo. Cuando trabajaba para el Gobierno de Estados Unidos todo parecía salir a pedir de boca pero lo que ella no sabía es que descubriría algo que haría que mucha gente importante la quisiera muerta. Después de mucho tiempo ocultándose, su antiguo jefe le propone una oferta para firmar la paz, una tregua que hará que ella no tenga que huir nunca más. Tendrá que ayudar al Gobierno a buscar una cepa de gripe mortal que los enemigos quieren difundir por Estados Unidos, cepa que si se libera, hará que millones de personas mueran dolorosamente. Pero en su búsqueda, conocerá a Daniel, que supuestamente es la clave de la investigación de nuestra protagonista. Lo que ella no sabe es que Daniel se convertirá en un quebradero de cabeza, al despertar en ella un sentimiento que no entraba en sus planes.
Stephenie Meyer deja de lado el mundo sobrenatural para adentrarse en algo muy real: La química, que no tiene ningún misterio para nuestra protagonista. Por fin tenemos entre manos a una heroína que parece muy real y que no necesita a nadie más a su lado para mantenerse con vida. Es inteligente, intrépida, valiente, decidida y, sobre todo, conoce la química mejor que la palma de su mano. Con sus armas, elaboradas por ella misma, tendrá que luchar contra el enemigo más poderoso de todos y al que todo el mundo parece temer.
En fin, qué más decir de este libro. Que Meyer lo ha vuelto a conseguir. Se ha vuelto a consagrar como una gran autora de bestsellers que sabe dar a su público lo que necesita. Y lo que es más importante: sin mostrar ni un solo rastro de las que fueron sus obras anteriores. Y eso, aunque me haya declarado fan de Crepúsculo y de El huésped era exactamente lo que esperaba de ella.