Reseña del libro “La rabia del peón”, de Jerónimo García Tomás
El peón, la pieza más numerosa de una partida de ajedrez, la que menos valor tiene. Y aún así, bien usada puede decidir partidas y acabar con piezas de mucho más valor. Esta referencia al ajedrez, uno de mis juegos favoritos y que siempre me ha apasionado, fue lo que hizo que me lanzara a la lectura de La rabia del peón, una novela que nos cuenta la historia de Román, un peón que fue encarcelado por ayudar en el contrabando y que una vez libre decide enterarse de quién se la jugó y hacer justicia con esas piezas de más valor.
La venganza es el tema principal de esta novela negra. Nos la muestra como una motivación que hace avanzar pese a todos los problemas que se pongan de por medio, pero también como algo que puede hacerte perder el control, obcecarte y transformarte en una persona totalmente diferente que ni tú mismo serías capaz de reconocer al mirarte en el espejo.
Jerónimo García Tomás nos muestra una novela llena de acción trepidante y directa. Durante la lectura no he podido evitar sentir como si estuviera viendo una peli de acción al estilo de la saga de A todo gas. Tiroteos, secuestros, persecuciones y trampas entre diferentes bandas o mafias son una constante. No termina una escena de acción y nos sorprende con la siguiente, lo que provoca una sensación de velocidad y de subida de adrenalina que si acompañamos de una banda sonora potente hará que nos sintamos como si estuviéramos en el cine viendo la última película de acción de moda.
La rabia del peón gira en torno al mundo de las drogas y nos muestra todo lo que este involucra y a todos los clásicos de este mundo. Tenemos al millonario que lo organiza todo sin mancharse las manos, a sus matones, prostitución y los mindundis que a penas llegan a final de mes y que son sometidos para realizar las tareas más peligrosas. Me ha gustado mucho cómo muestra a estos últimos: familias pobres, en la mayoría de los casos inmigrantes que se encuentran sin ninguna forma de subsistir y ante el abandono institucional y de la sociedad se ven obligados a introducirse en el mundo de las sustancias ilegales, en muchas ocasiones en contra de todos sus principios, para poder subsistir y sacar adelante a sus familias.
Lo más destacado de La rabia del peón, además de la acción, es el detalle que presta el autor a la descripción de los lugares, haciendo que podamos imaginarlos como si los tuviéramos delante y sin dejar ni un pequeño detalle sin nombrar. De una habitación nos describirá las luces, el color de las paredes, las marcas de los cables, si una lámpara está fundida e incluso los defectos de la pared y agujeros realizados en esta. Estos detalles podrían parecer aburridos o demasiado específicos, pero se realizan con tanta elegancia que en ningún momento da esta sensación y sí consigue que te adentres más en la historia e incluso te sientas partícipe, como un actor de relleno que está en el fondo de la escena.
Sin embargo, para mi gusto la historia es demasiado lineal (puede que esto sea a propósito, ya que el peón solo avanza en línea recta) y cae en demasiados estereotipos. Falta trasfondo en algunos personajes, parece que solo importa ver a Román avanzar en su misión y no nos paramos ni a comprender sus motivaciones o sus impresiones y menos aún las de los demás personajes. Todo está demasiado simplificado.
En definitiva, diría que La rabia del peón es una novela ligera y fácil de leer, muy recomendable para quienes quieran algo sencillo que no requiera de realizar mucho esfuerzo mental y que deseen desconectar del ajetreo y los quebraderos de cabeza de la vida diaria.