Reseña del libro “La sombra de la tierra”, de Elvira Mínguez
A mí me pones una novela que se desarrolle en el pasado y en un pueblo pequeño donde todos tienen rencillas, y ya me tienes ganada. Eso es, a grandes rasgos, lo que me atrajo de La sombra de la tierra, de Elvira Mínguez.
Pero vayamos al detalle.
Esta novela comienza en marzo de 1896 y termina en marzo de 1898. Durante esos dos años, conocemos a Atilana, que acaba de enviudar, y a Garibalda, dueña y señora de las tierras y de los locales de Villaveza del Agua desde que su marido falleció. Estas dos mujeres no solo tienen en común el estado civil, sino su deseo de dominar el pueblo y un odio mutuo. El motivo de estas obsesiones se irá desgranando a lo largo de las doscientas setenta páginas de La sombra de la tierra.
A las protagonistas se les unen, por un lado, Bela, Amparo, Baldo y Tina (los hijos de Atilana) y, por otro, Braulio, Tránsito y Demetrio (los hijos de Garibalda), a los que parece que no les queda más remedio que heredar las rencillas de sus progenitoras. Y también han de posicionarse en la batalla los demás habitantes del pueblo. El desfile de personajes es un tanto numeroso, por lo que al inicio de la novela se incluye una lista con sus nombres, parentescos y oficios.
En La sombra de la tierra, la ambientación tiene una gran relevancia. Se nota que Elvira Mínguez se ha documentado porque cuida hasta el más mínimo detalle, de esto modo ha conseguido una novela costumbrista muy verosímil. Y, por supuesto, lo que más me ha llamado la atención es la vileza de las protagonistas. Me ha gustado que ninguna fuese «la buena de la historia» y, más bien, luchasen para erigirse como la peor de las dos. Gracias a la ambientación y a este tipo de personajes, enseguida notamos el peso de los secretos, de los odios enquistados y, cómo no, el miedo que subyace incluso en aquellas personas que en un principio no lo aparentaban.
Aunque Elvira Mínguez es conocida por su carrera de actriz y La sombra de la tierra es su primera novela, me ha gustado mucho su prosa: directa al describir las acciones (quizá por su influencia cinematográfica) y evocadora cuando la escena o la descripción lo requerían. Eso sí, he echado en falta que no se hayan pulido ciertos aspectos (rimas, repeticiones, falta de algún salto de línea…). Entiendo que a mí me sacan de la lectura por deformación profesional y que, probablemente, a la mayoría de los lectores les pasarán desapercibidos, pero me apena que no es la primera vez que lo noto en obras publicadas por Espasa. De una editorial de tal envergadura espero más.
Independientemente de esto, recomiendo La sombra de la tierra a quienes disfruten de las novelas donde priman los personajes sobre la trama y las miserias se suceden en un ambiente reducido hasta el punto de que se teme que el desenlace sea aun más trágico que todo lo anterior. Que no duden en adentrarse en Villaveza del Agua aquellos que estén dispuestos a vivir ese desasosiego.