La sombra sobre Innsmouth (ilustrado), de H.P. Lovecraft y Tomás Hijo
Si hay algo que siempre me ha atraído de la obra de H.P. Lovecraft es esa capacidad que tenía de sugerir y a la vez mostrar. Empezar un relato con todos los elementos de un cuento gótico para luego ir soltando monstruos tentaculares del extraño zoo que era su mente. Susurrarte primero insinuaciones de un mundo de tétricas formas y luego gritarte que ese lugar incognoscible está entre nosotros, alrededor, arriba, abajo y más allá de las estrellas. Al escritor de Providence se le daba muy bien hacerte sentir insignificante en tu propio universo y eso, qué queréis que os diga, acojona bastante. La sombra sobre Innsmouth es un gran ejemplo de cómo Lovecraft jugaba con los miedos atávicos del ser humano alimentándolos con su propia mitología.
El relato toma como punto de inicio una extraña intervención que el gobierno de los Estados Unidos realiza en una localidad portuaria de Massachusets. Investigaciones, detenciones, redadas y voladuras deliberadas de algunas zonas del pueblecito son algunas de las acciones que llevaron a cabo las autoridades. El misterio está servido. Aquí es donde el narrador empieza su historia, pues esa operación fue llevada a cabo tras la denuncia que él realizó, tras lo que él vio en el pueblecito pesquero de Innsmouth. Con este inicio Lovecraft dinamita uno de los elementos de suspense: saber si el protagonista sobrevivirá a su aventura. Pero a medida que vamos leyendo, a medida que entramos con el narrador en Innsmouth, para lo que en principio era una simple visita de un simple turista, vamos descubriendo que en este relato no está reñida la supervivencia con pasar miedo, con sentir que aunque el narrador al final vive algo jodido está por pasarle. Y es que el pueblecito se las trae. Un lugar antaño próspero y ahora decrépito. Un lugar repleto de extrañas leyendas contadas por borrachos y sectas que adoran a seres que medran en las profundidades de los mares. Un lugar en el que se entra pero del que nunca, de una u otra forma, se sale.
Y ahora toca hablar de lo que hace de esta edición de La sombra sobre Innsmouth, publicada por Minotauro en su colección minotauro ilustrados, única: sus ilustraciones. El ilustrador elegido para dar vida al relato de Lovecraft es Tomás Hijo. Natural de Salamanca, además de profesor de Bellas Artes y escritor es un ilustrador único en su especie por su estilo y por cómo lleva a cabo una parte de su trabajo. Sus ilustraciones, con claras reminiscencias a los grabados medievales, siempre resultan fascinantes, espeluznantes, retorcidas y a la vez bellas. Unas ilustraciones que se han convertido en varios tarots (el tarot de El señor de los anillos, el tarot de Dentro del laberinto, el tarot de Cristal Oscuro y el tarot del Toro, inspirado en los mundos creados por Guillermo del Toro), y que ha vestido algunos libros (trilogía de El nigromante o Los ojos bizcos del sol) ilustraciones que, en no pocas ocasiones, Tomás Hijo las transforma en grabados con la técnica de la xilografía, convirtiéndolas así en objetos de culto.
En esta edición ilustrada de La sombra sobre Innsmouth Tomás Hijo convierte una parte importante de los mitos de Lovecraft en ilustraciones terroríficas y vigorosas que desprenden un aura de misterio. Cuadros que dan mal rollo pero que no puedes dejar de mirar. Dibujos espeluznantes con una disposición y una composición que trasforman una escena en el retablo que encontrarías en una iglesia que adora a algún extraño y monstruoso dios del mar. El contacto de Obed Marsh y su tripulación con los profundos o la marabunta de monstruos surgiendo del mar para perseguir al narrador son buenos ejemplos. Las ilustraciones de Tomás Hijo nunca adelantan acontecimientos y armonizan a la perfección con lo relatado por Lovecraft. Para finalizar haré hincapié en la asombrosa edición. Una edición grande, titánica que permite ver cada detalle, por insignificante que sea. Con unas ilustraciones en las guardas donde lo putrefacto se torna majestuoso. Y con un ser en la cubierta que mira de forma sobrecogedora y que invita a los más incautos, a los que disfrutan con un buen cuento de terror, a echar un vistazo dentro de sus páginas.