Cuando era pequeña le dijeron que mencionara tres animales al azar. Y ella dijo: un delfín, un tigre de bengala y un erizo de mar. El primer animal la representaba a ella. El segundo, era lo que ella querría ser en un futuro. Y el tercero, lo que realmente llegaría a ser.
Esta es la historia de una mujer que cruzó fronteras para poder encontrarse a sí misma. La historia de una niña nacida en Alejandría que tendrá que apañárselas para sobrevivir en un mundo de hombres en el que a las mujeres no se les permite triunfar.
No sé por qué me decidí a leer La triunfante. Quizá fue porque me apetecía alejarme un poco de las novelas de fantasía que tanto me gustan. Tal vez porque cuando veo alguna publicación nueva de Anagrama no puedo evitar dar saltos de alegría. O podría ser porque necesitaba leer una historia donde la mujer saliera vencedora de su propia vida.
Teresa Cremisi ha sido editora durante toda su vida. Por sus manos han pasado obras brillantes que, gracias a ella, se han visto expuestas en las estanterías de las mejores librerías del mundo. Tiene que ser frustrante tener alma de escritor y dedicarte únicamente a editar los textos de otros. Por eso un día Teresa decidió que ya era hora de dar el salto. Y así fue cómo nació La triunfante. Cremisi nos presenta una obra semi-biográfica, que nos deja ver un poquito de su vida, aunque sin abandonar la ficción. Es una novela BELLA. Nunca se me había ocurrido utilizar este calificativo con ningún libro, pero esa es la palabra que se me ha estado viniendo a la mente mientras leía las escasas doscientas hojas que tiene esta obra. Es un libro lleno de belleza, de sensibilidad, de ternura. Y eso es muy difícil de encontrar hoy en día. Tal vez sea porque en esta obra los diálogos brillan por su ausencia y todo nos lo cuenta la protagonista en primera persona, dejando que nos adentremos en sus pensamientos más profundos y viviendo la historia desde el punto de vista más sincero posible. O puede ser también por todos los lugares que recorre la protagonista, todos bellos a su manera. O por la época en la que lo hace —mediados del siglo XX— en la que, después de haber superado una guerra mundial, hasta la flor más mediocre debe ser contemplada con admiración.
Como decía, la protagonista nace en Alejandría. Allí vive con su familia, con la que tiene una relación envidiable. A ella le queda el recuerdo de ir a comer erizos de mar junto a su padre. Pero cuando una gran crisis asola su país, su familia se ve obligada a emigrar a Milán. Cuando llega a Europa, descubre que los hombres de aquí no son tan diferentes a los que la rodeaban cuando vivía en Alejandría. En Milán las mujeres solo tenían la meta de estar hermosas, de lucir a la moda y de ir del brazo de algún hombre aparente. Milán le gustó mucho, le encandiló esa pasión por la belleza, pero lo cierto es que ella quería destacar como escritora, no por ser la mujer de alguien. Ella no quería ataduras, ni hombres a su lado que la constriñan, no quería ser esclava de nadie. No quería dueños. Gracias a las grandes obras de la Literatura universal, descubrió que ella también podía tener voz y voto en este mundo. Podía pensar por sí misma y lo iba a demostrar.
En París alcanzará ese éxito profesional que tanto anhelaba y conocerá el amor. Y se acordará de aquello que le dijeron cuando era pequeña: había sido un delfín, libre, apasionado; su meta de llegar a ser un tigre de bengala no le dejaría apreciar lo bueno de la vida, le llenaría de frustración. Pero algún día aprendería a ser un erizo de mar. A vivir sin complicaciones, disfrutando del placer de existir.
La triunfante es un libro que te deja con un muy buen sabor de boca, que terminas con una sonrisa. Es un libro lleno de optimismo y, como decía antes, que habla sobre la belleza. Nos enseña que la capacidad de superación es algo que siempre está presente, aunque pase desapercibido. Y nos enseña que no hay mayor suerte que la de haber nacido con una mente inquieta y con alma aventurera.