Los libros de la autora de la que vengo a hablaros hoy ya son más que conocidos en mis estanterías. La descubrí gracias a Antes de ti y después vinieron sus continuaciones y algún libro más que no pude evitar añadir a mi colección. En efecto, hoy vengo a hablaros de Jojo Moyes y de amor, de mucho amor.
El libro en cuestión es La última carta de amor donde sus dos protagonistas, cuyas historias están separadas por más de cuarenta años, están unidas por una carta. Una misiva que un amante le manda a Jennifer allá por los años sesenta en la que le decía que dejara a su marido para irse con él. Años después, Ellie, en su búsqueda de una historia que la lleve a lo más alto del periodismo descubre esta carta en el archivo y toda su vida pega un giro de ciento ochenta grados.
Pero, vayamos por partes. ¿Por qué es tan importante esta carta? Jennifer era una mujer casada, una buena esposa —la mejor—, pero el amor llama a su puerta cuando conoce al que se convertirá en su amante. Un día tiene un accidente y olvida absolutamente todo, no sabe siquiera cómo se llama, ni quién es su marido. Cuando llega a su casa y rebusca entre los papeles segura de que así se reencontrará con su identidad, descubre esta carta, escrita por un hombre que la ama y por la que haría cualquier cosa.
Si esto es emocionante, tenéis que imaginar ahora la cara de Ellie cuando encuentra dicha carta. Ella está saliendo con un hombre que está casado y su vida es un mar de dudas. Lo quiere, pero sabe que está destrozando una relación al mismo tiempo. Esa carta abre sus ojos, llegando en el momento preciso.
Así que sí, estamos ante una historia de amor, de eso no hay la menor duda, pero no es una cualquiera. Aquí el lector participa, se ve obligado a participar. Y todo porque se trata de un tema tan controvertido como es la infidelidad. Por eso la autora nos da las dos caras de una misma moneda: Jennifer, la infiel que tiene un amante, y Ellie, la amante de un hombre infiel. El lector se ve obligado a cuestionar la moralidad de ambas relaciones, teniendo que mojarse al decidir si están bien o no.
Esto es lo que más me llama la atención de Jojo Moyes, que no se conforma con darnos una historia sin más, quiere que el lector se inmiscuya en ella, que opine, que sufra igual que lo hacen los personajes y que se ponga en su piel para decidir qué haría si le tocara vivir esa situación. Y esto a mí me parece algo mágico, porque siempre he odiado mucho a las personas que son de blanco y negro, aquellas que, valga como ejemplo, siempre dicen «jamás perdonaría una infidelidad» o «jamás sería infiel». De acuerdo, me parece admirable que una persona tenga esa moralidad y esa capacidad de tener tan clara una cosa que puede llegar a ser del todo incontrolable —sobre todo en lo que al perdón se refiere—, pero yo soy más de decir que me tendría que ver en la situación.
Y para ello, la autora se dedica a darnos una situación en la que el blanco y el negro no existen, para que el lector que piensa con siempre o con jamás tenga que quitarse esa coraza y esa venda para darse cuenta de que no todo es tan fácil como uno querría.
Sin duda, La última carta de amor es una historia romántica que encantará a todos aquellos amantes del género, pero sobre todo a los que no se conforman con una historia de chico conoce a chica, sino que buscan algo más profundo, algo que toque mientras se está leyendo y algo que deje marca para siempre, una marca que relucirá cuando tengamos que responder ante una pregunta en la que la escala de grises es la clave.
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