Hay ciertos nombres que solo con escucharlos o leerlos – aunque leer debe de ser otra forma de escuchar – nos producen una sensación de grandeza, de respeto, de admiración, aun sin quizás conocerlos. Creo que todos podemos afirmar que uno de estos nombres es Friedrich Nietzsche. Es inevitable, al pensar en el alemán, proyectar la imagen de un pensador inabarcable, inalcanzable, eterno. Por tanto, entenderéis mi sorpresa cuando, nada más comenzar el libro y situarme frente a la introducción de Iván de los Ríos Gutiérrez, leo: «Nietzsche es mentira».
En La vida arrebatada de Friedrich Nietzsche se nos presenta a la persona y no al filósofo, al hombre y no a su teoría, a través de las palabras de uno de sus pocos y más fieles amigos: Franz Overbeck. Es cierto que su pensamiento, sus ideas, han quedado para la posteridad, han sido influencia para tantos otros pensadores venideros y todavía hoy son objeto de trato y estudio de muchos. Sí, lo que escribió quedará para siempre pero, ¿y su vida? Gracias a este libro de Errata Naturae – dentro de la colección La muchacha de dos cabezas – y ya desde esa primera frase del editor y traductor de la obra, se nos intenta demostrar el contraste entre la vida del alemán y sus teorías. Se nos intenta rebajar el ideal que tenemos de él. Se intenta hacer explotar la burbuja de Nietzsche.
Nietzsche fue un ser atormentado desde pequeño. Gobernado por una intensa violencia que proyectaba siempre hacia sí mismo, el filósofo alemán era capaz de cambiar la historia mediante trazos en un papel y a la vez de dejar ojipláticos a sus más allegados con momentos de locura extrema. Muchos conoceréis el final de Nietzsche fruto de su locura, pero no se puede negar que la semilla de esta estuvo siempre dentro de él. Ambiguo, contradictorio, lejano y solitario, Overbeck nos presenta a un Nietzsche desconocido para todos, incluso para aquellos que hayan leído su vida a través de las palabras de Elisabeth Förster-Nietzsche, su hermana pequeña – de la que Overbeck, como veréis si lo leéis, tiene mucho que decir –. Y es que en esta especie de confesión a sí mismo que hace Overbeck en forma de notas, vemos desde fuera la imagen de la hermana del filósofo, siempre viendo al hermano mayor desde la sombra que el pensamiento de este producía, siempre viéndose a sí misma como menor en todos los sentidos. Ella fue la creadora del Archivo Nietzsche y la que hizo que este se vinculase al nazismo, al igual que ella y su apellido.
Overbeck ve en su relación con Nietzsche una relación similar y escondida de maestro alumno – el primero superaba en siete años al segundo -. Desde esta perspectiva y desde una calma que incluso relaja al que lee sus notas, este teólogo alemán es capaz de mostrarnos lo más interno de Nietzsche, desde que compartían casa siendo dos muchachos hasta los últimos encuentros en los que el filósofo ya no podía ni razonar a causa de la locura. La vida arrebatada de Friedrich Nietzsche es un muy interesante ejemplo – y de lectura amena e incluso próxima – de cómo el autor no hace a la persona, de cómo la vida y la obra no suelen ir de la mano, de cómo el ideal es siempre mentira. Nietzsche hay dos: el escritor y la persona. Dependerá de con quien decidáis quedaros el escoger un libro u otro. Si os decantáis por la persona – aunque solo sea por un rato – este es vuestro libro.