La vida era eso

La vida era eso, de Carmen Amoraga

Premio Nadal 2014

la vida era esoCarta dirigida a Carmen Amoraga

Querida Carmen:

He intentado poner en palabras todo lo que ha supuesto La vida era eso y por mucho que he buscado fórmulas para escribir, al final he tenido que decidirme por una carta, por ese formato a veces olvidado que me hace hablar directamente contigo aunque sea a través del ordenador y no en papel.

Hay una historia pegada a mis talones desde hace mucho tiempo. Una historia que pocas veces comparto con nadie, que me guardo para mí y con la que cae, en ocasiones, no siempre, una lágrima rebelde que me hace recordar los buenos y malos momentos que sucedieron hace tiempo. Tu novela, Carmen, tu novela, ha conseguido traerme aquellos recuerdos que viajaban en un bote hacia ninguna parte y anclarlos en un pequeño espacio de mi vida para que no se vayan, para que permanezcan, porque a pesar de la muerte, lo que queda son las cosas buenas, como dice Giuliana, como dice esa mujer que puede ser cualquiera de nosotros y que se encuentra con un vacío a su lado, con el frío que produce saber que a quien amas, a quien quieres, no volverá por mucho que tú lo desees. Esa historia fue, por parafrasear al gran Gabo, la crónica de una muerte anunciada, pero no por eso menos pesada, y que contribuyó a que, a día de hoy, un pequeño escalofrío recorra mi cuerpo cada vez que una historia como la que tú has escrito haga acto de presencia en mi vida.

Es esta, pues, una de esas veces en las que la emoción supera con creces a la razón, a todo lo racional que tiene la vida y que nos empeñamos en enterrar con palabras que disfracen lo que sentimos. Es esta pues, una carta de agradecimiento por tu libro, por ti, por haber creado palabras que acarician aunque duelan, pero que son verdad.

La muerte de mi amigo nos sumió a todos en una especie de niebla que no nos dejaba ver más allá de unos centímetros. Fue rápido, los médicos nos dijeron que indoloro (aunque, ¿qué muerte lo es?) y que no había sufrido. Y nos quedamos con esas palabras, porque todo lo demás nos dañaba demasiado. Lo olvidamos. Fueron pasando los meses y los rasgos de su cara se nos olvidaron porque era mucho mejor sobrellevarlo y no pensar en ello. Por eso La vida era eso con todo el canto de vida que encierra, con todas esas fases de superación, con una Giuliana que me recordó a mí hace unos años, con un William que nunca desaparece por mucho que ya se haya ido, con todo eso, me ha recordado aquello que nunca debió olvidárseme: que aunque mi amigo no esté él fue para nosotros la vida entera, el que nos daba aire dentro de nuestros pulmones, con el que reíamos y con el que llorábamos cuando algo de su enfermedad le postraba en su cama y le dejaba para el arrastre. Joder, Carmen, qué cierto es todo lo que cuentas aquí, qué verdad es lo que has logrado crear y, en definitiva, qué suerte es que nosotros hayamos podido leerlo y casi imaginar que eres tú la que nos lo cuenta, imaginándote en una terraza con una copa de vino, y narrando la vida de Giuliana con y sin William. Cuánto amor desperdiciamos a veces, y qué dura puede ser la realidad cuando se pone puñetera.

Durante dos días, con tu libro en mis manos, he sentido aquellas emociones que se habían quedado atascadas en mi garganta, que pedían a gritos salir ya de mi cuerpo y dejarlas marchar. He recordado que, en la muerte, también los que se quedan necesitan compañía, un abrazo, una mirada que sin decir nada lo diga todo. Por ello, y para acabar esta carta que llegará algún día, te doy las gracias por haber creado una pequeña caja en la que meter todas las lágrimas que se derraman, gracias por haber escrito una historia que nos hace temblar, gracias por las tiernas sonrisas, por hacerme cerrar los ojos e inspirar para coger aire y, sobre todo, por ayudarme a seguir, a seguir siempre hacia delante, aunque él, mi amigo, ya no esté, y ese gran vacío que quedó sea imposible de sustituir.

Gracias, también, por la vida.

Un abrazo,

Sergio

2 comentarios en «La vida era eso»

  1. Cada vez que leo esta carta quedo convidada. Es una pena que, no haya podido conseguir ese libro tan bien recomendado… Dios los guarde y sigan escribiendo igual de sentido… Su fan desde México, Jeanny Silva…

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