La vida fácil

La vida fácil, de Richard Price

He aquí una novela para todos los amantes de las series policíacas que nos llegan desde el otro lado del charco. Si quieres sumergirte en las calles de Nueva York como si estuvieras dentro de una serie de televisión, éste es tu libro. Y es que esta novela está escrita por Richard Price, guionista de cine y televisión y eso es algo que se nota cuando lo lees, sobre todo en el ritmo tan ágil y realista de los diálogos.

Pienso que es un libro interesante que sabe transportarte totalmente al ambiente de las calles de Nueva York durante la investigación de un asesinato.

Una noche Eric Cash, encargado de un bar y aspirante a escritor y su compañero de trabajo Ike Marcus acompañan a casa a un amigo que está demasiado borracho para volver solo y antes de que puedan reaccionar una bala acaba con la vida de Ike. Eric declara que han sido atracados por un hombre de raza negra y un hispano, pero al no recordar mucho más ni haber llamado a la policía se convierte en sospechoso, sobre todo porque dos testigos declaran que no hubo ningún atracador y que sólo estaban los tres hombres. ¿Miente Eric o mienten los testigos? El agente Matty Clark y su ayudante hispana Yolonda (que no Yolanda) se encargarán de la investigación, a la vez que conoceremos parte de su vida personal.

La trama del libro consistirá en averiguar qué ocurrió en realidad a base de interrogar al sospechoso, a los testigos, a los vecinos, en visitar el lugar del crimen y registrar cada palmo del Lower East Side.

Price consigue trasladarnos hasta el 27 de Elridge Street, con las descripciones de su multiracial vecindario, de sus comercios y locales y con los problemas que aparecen en un barrio así, donde el choque entre tantas culturas diferentes es inevitable y hace surgir en más de una ocasión la violencia.

Para mí en todo caso, lo mejor ha sido la agilidad, la intensidad y la fuerza de los diálogos consiguiendo que al lector le dé la sensación de estar en la misma sala que policía y sospechoso viendo cómo se desarrolla el interrogatorio. Ver cómo el testigo se mantiene en su versión a pesar de la presión del interrogatorio y de algunos faroles que se echa la policía. También ha conseguido transmitirme el dolor de los padres de la víctima, sobre todo el del padre que se queda absolutamente noqueado, llegando a negar que su hijo sea la víctima cuando le piden que lo identifique por una fotografía. Intentando averiguar por su cuenta y empezando a complicar las cosas a los agentes encargados de la investigación.

Por otro lado me ha gustado el papel del asesino que poco a poco va evolucionando no precisamente por el buen camino, de repente siente que tiene poder para ser él el que manda, siente que puede pasar desapercibido, pero duda entre callarse o presumir de lo que ha hecho y eso da miedo.

Debo decir sin embargo que me costó bastante entrar en la historia y no arranqué a leerla con ritmo hasta la página 60 más o menos y es que el libro comienza presentando en pocas hojas demasiadas historias paralelas y personajes (policías, vecinos, trabajadores del barrio), que hablan y se mueven como si ya debiéramos conocerlos de antemano y todo resulta un poco confuso, hasta que ocurre el asesinato y ya empiezas a ubicar a cada personaje en su lugar.

Quizá sí se me hizo un poco extensa, sobre todo teniendo en cuenta que cuando se comete el asesinato el lector enseguida sabe quien es el responsable, pero como en esta historia lo importante no es saber quien fue el asesino sino saber cómo se desarrolla la investigación hasta llegar a su resolución, supongo que tiene las páginas que debe tener y pienso que a los amantes de la novela policíaca les gustará. En el programa de libros “Página 2” lo recomendaron como uno de los thrillers más interesantes que se pueden leer en este momento.

Mertxe C.M. “Bookworm”