La vida iba en serio

La vida iba en serio, de Jorge Javier Vázquez

Es curioso. Cada vez que alguien me hablaba de este libro, me lo hacía con cierta vergüenza. Como si el simple hecho de querer leerlo tuviera aparejada una sensación de estar haciendo algo malo, de estar contraviniendo las leyes de la buena literatura y cometiendo sacrilegio. Casi todos, obviamente, lo hacían sin haberlo leído antes. En mi vida como lector sólo me ha ocurrido esto con otra novela, “Cincuenta sombras de Grey”. Pero esperad, esperad, no voy aquí a convertir la reseña en un debate sumarísimo en el que discutir si lo que se vive en las páginas de este libro merece o no la pena, creo que para eso no estoy cualificado. Pero para lo que sí estoy cualificado es para contar lo que yo he vivido leyendo este libro, que para algunos será peor, para algunos será mejor, pero que como sucedía con la novela erótica del momento, no ha dejado indiferente a nadie y ha hecho correr ríos de tinta (ya sea literalmente o de forma virtual) entre todos aquellos que vieron publicada la primera novela de Jorge Javier Vázquez. Así que allá vamos.

Un relato sobre un joven. Un joven que deja su ciudad natal para encontrar su lugar en una ciudad como Madrid, llena de caos e incertidumbre, pero en la que encontrarse y reencontrarse con uno mismo.

Recuerdo el momento en el que el libro estuvo en mis manos. Hace unos días, después de otra lectura que poco tenía que ver con esta, me vi sumergido en la vida que el autor había desgranado para nosotros, quizá en el fondo para él mismo, en un ejercicio de monólogo interior para romper con los fantasmas que, con cadenas o sin ellas, vagaban sin rumbo por alguna habitación cerrada desde hacía tiempo. ¿”La vida iba en serio” es una novela o una biografía? ¿Realmente alguien puede estar interesado en la vida del autor? ¿Usted compraría un libro sobre Jorge Javier Vázquez? Probablemente, muchos de vosotros respondáis a esta última pregunta con un gran NO pegado en los labios. Y puede que vosotros estéis en lo cierto, yo no soy quién además para obligar a nadie a hacerse con determinadas lecturas. Pero yo he sido siempre un poco transgresor, he sido de esas personas que cuando escucha mucho sobre un libro tiene que hacerse con él, tiene que leerlo para conocer de primera mano de lo que la gente habla. Y aquí estoy escribiendo esta reseña, después de haberme introducido en un mundo muy personal, en un mundo que rezuma dolor por los cuatro costados, y que, como una historia bien contada, nos implica desde el primer momento para hacernos vivir un vida que aprieta pero no llega a ahogar, y que se traduce en un amor a la familia, un amor perdido hacia uno mismo que grita en el interior de cada uno por salir a la luz, y una despedida y un te quiero a un padre que a lo mejor no lo fue de buenas maneras, pero que sin duda puso empeño en conseguirlo.

¿Por qué tantos recelos entonces?, me preguntaba mientras iba leyendo. ¿Por qué la gente se llevaba tanto las manos a la cabeza ante la posibilidad de que Jorge Javier Vázquez hubiera publicado una novela? Quizá haya sido el desconocimiento, ese sentimiento de usurpación ante los denominados buenos literatos, o a lo mejor haya sido un pequeño toque a la fibra sensible de cada uno de nosotros, cuando nos enteramos. En cualquier caso, preguntas sin respuesta ha habido en todos los ámbitos,  y la literatura no iba a quedarse atrás. Pero el tema en cuestión es: ¿la novela es buena? ¿la novela merece la pena? ¿la novela me va a hacer pasar un buen rato, va a hacerme aprender algo, va a hacerme sentir satisfecho de haberme gastado el dinero en ella? La respuesta, como todas, se presta a subjetividad. Si me lo preguntáis a mí, os diré que sí. Si se lo preguntáis a otro, probablemente os responderá ese mismo NO rotundo con el que nos levantamos muchos de nosotros al saber que salía su publicación.

No sé muy bien si habré dejado clara mi postura sobre “La vida iba en serio”. En cualquier caso, aprovecho estas últimas líneas para proclamar que: es una novela íntima, de esas que bucean en la vida ajena, que nos hace compañeros de un viaje interno demasiado interesante; pero también estamos ante una novela de despertar sexual, de los primeros amores que crecen y desaparecen como todas las primaveras, y ante todo, ante el tribunal que enjuiciará esta historia, estamos ante una historia sobre la familia, sobre las relaciones que se tejen bajo la lumbre de un amor incondicional, pero que tantos momentos puñeteros nos hace pasar.

¿Es una buena novela o no? Pero, ¿qué más da eso si a ti puede gustarte?