No he sido nunca un admirador acérrimo de Los Vengadores. Al menos no en su versión cinematográfica. La primera película me aburrió, la segunda no terminé de verla, y la tercera, la que adapta Civil War no reunió mis ganas lo suficiente para que me acercara al cine. Por lo que, os preguntareis, ¿para qué te pones a leer un cómic que tiene que ver con uno de los integrantes de este grupo de superhéroes? Pues por dos motivos: porque me suelen decir que soy masoca y porque, más allá del cine, los cómics siempre me han llamado la atención y he disfrutado con ellos como el que más. Además, el personaje de Visión siempre me ha parecido atrayente. Supongo que porque he sido un lector de cómics tardío, todo aquello que sale ahora que me acerque a algunos de estos personajes, cae en mis manos. Y sí, lo sé, poco tiene que ver lo que se publica ahora con los arcos argumentales de antaño, pero no matéis la ilusión de un lector antes de tiempo. Porque Visiones del futuro puede ser una historia de un superhéroe pero también tiene mucha más miga detrás para aquel que quiera encontrársela. Y eso, tras muchas obras carentes de argumentos y con un exceso de explosiones en sus páginas, a mí me sirve para meterme de lleno en lo que nos cuentan.
Hablemos, entonces, de Visión y de cómo ha intentado crear una familia. Una familia como él. Pero que se intenta integrar en el mundo de los humanos. Aunque ya se sabe que nosotros, aquellos que no hemos nacido o que no poseemos súperpoderes, tendemos a ver lo que es diferente como una amenaza. Sólo que uno nunca saber cuáles serán las consecuencias, y mucho me temo que aquí estamos a punto de descubrirlas.
Recuerdo que, cuando puse en una de mis redes sociales, que estaba leyendo Visiones del futuro alguien compartió conmigo un comentario que decía así: La constitución de una familia heteropatriarcal como thriller de horror. Esto es lo que venía a ser una definición de lo que nos contaba Tom King en esta obra. Y aunque pueda estar de acuerdo, en los detalles, en este comentario, no creo en realidad que estemos ante este temática. Me parece mucho más interesante la confrontación entre lo que es normal y extraño para la humanidad y, sobre todo, lo que para esta familia construida se escapa de los parámetros sobre lo que están dispuestos a tolerar y lo que no. Ahí es donde la fuerza de esta historia se hace más evidente. Porque lo que hay que atender en este cómic son los detalles, esas miradas de soslayo de la mujer, la actitud del hijo después de un altercado en el instituto, la mirada fría y en ocasiones irritante del padre. Una familia que, en un baile un tanto esquizofrénico, juega a la normalidad y, precisamente por intentar controlar ese estado de normalidad, es cuando todo estalla. Tom King maneja a la perfección los tiempos de tensión y no será hasta el final cuando nos revele quién es el que nos cuenta la historia de esta familia de sintozoides, apoyándose en los dibujos de Gabriel Hernández Walta que, aunque en algunos momentos no consiga la perfección que se espera en el trazo, consigue complementar de una forma sobresaliente el texto con la imagen.
Por lo tanto, ¿ante qué estamos exactamente cuando leemos Visiones del futuro? Ante una historia sobre la familia, pero sobre todo, ante una historia de horror – y ahora sí estoy de acuerdo con la afirmación de la que hablaba en el párrafo anterior – que sorprende por dos motivos principales: porque uno no se espera la agresividad sibilina que se va escapando poco a poco de las página – de hecho yo, cuando empecé a leerlo, creí que iba a estar ante un argumento de humor – y porque se nos plantea esa pregunta que ha dado tantas vueltas en la cabeza de la humanidad desde que el mundo es mundo: ¿qué es ser normal y qué no lo es? Quizás Tom King nos acerque a preguntárnoslo de nuevo, aunque sea a manos de un Vengador que ha permanecido en la oscuridad demasiado tiempo.