Debo decir que en un cómic busco lo mismo que en un libro: una buena idea, una trama, un guión que esté bien llevado y que me entretenga. No compro/leo un cómic porque tenga un buen dibujo, o mejor dicho, no solo por eso; para eso ya están los sketchbooks y libros de arte. A mí tiene que ganarme lo que cuenta. Eso no impide que, si el dibujo es malo a rabiar, tanto que no puedas seguir el hilo, por muy buena historia que se intuya, el cómic se quede en la estantería de la librería.
Cuento todo esto porque con Lady Killer lo que me gustó desde el principio fue el dibujo. Lo abras por donde lo abras el dibujo te acapara. La sinopsis también estaba bien, pero el dibujo era bueno. Muy muy bueno. Y el color, la ambientación, el vestuario. Si hasta algunas viñetas, sobre todo en las que figura el padre de familia, parecían sacadas de la cabecera animada de Embrujada. La recreación de aquellos años sesenta en yankilandia era perfecta. Tenía que ser mío y lo fue.
Josie es una asesina, pero no una asesina en serie tal y como se afirma en el prólogo (que pocas veces me paro a leer y en esta ocasión en especial recomiendo hacerlo), sino, más bien, una asesina a sueldo con muchos años de experiencia. Con una fachada tipiquérrima de la América de las apariencias de los convulsos sesenta (ama de casa, con dos hijos, marido que trabaja, y suegra que vive con ellos), Josie oculta a su marido su doble vida. Y es una doble vida que parece disfrutar. A Josie le gusta matar. ¿Y por qué no? ¡Cada cual tienes sus aficiones y para gustos los colores!
La personalidad de Josie es muy potente. Se la ve firme, tanto en su vida doméstica como en la “profesional”. No duda, sabe reaccionar cuando las cosas se tuercen (y se tuercen bastante), cuando le encargan un trabajo a mitad de la cena con su familia, cuando una bala le rompe un tacón, o cuando la suegra la pilla haciendo algo que, tal vez, no debiera…
Sea como sea, los de arriba empiezan a vislumbrar que la vida personal de Josie está interfiriendo con su trabajo y deciden tomar medidas. En fin, lo típico. El argumento no es nada del otro mundo, y es algo que ya hemos visto unas cuantas veces, pero no por ello deja de ser interesante y de tener gracia la manera en la que se cuenta y eso es lo que importa: que lo cuenta bien. Tan bien, que las páginas vuelan en las manos sin ser casi conscientes de ello. Además, lo que se ha visto es el punto de partida, más o menos trillado, pero sólo un inicio. Lo que venga después será totalmente nuevo, con cientos de posibilidades abiertas.
Este número recopila los cinco primeros números de la edición americana y, aunque en su mayoría giran en torno a nuestra guapa asesina, nos da pistas de que en el futuro sabremos algo más de la suegra, que parece tener chicha también (y me callo mis sospechas, aunque me parecen ahora mismo evidentes).
Lady Killer es, repito porque no puedo evitar recalcarlo, puro deleite visual lo mires por donde lo mires. Ya puedes abrirlo por cualquier página, que tendrás un derroche gráfico fantástico. La prueba es que, nunca suelo nombrar a entintadores y coloristas pero junto con el dibujo de Joëlle Jones, este cómic ha recibido cuatro nominaciones a los Eisner, entre ellas las de dibujante/entintador y colorista. Ahí queda eso.
Por si fuera poco, la edicíón de Panini es un lujazo en cartoné y con 136 páginas.
Yo ya soy fan de esta serie y del arte de Joëlle Jones. Y vosotros también deberíais.
Sabía de su existencia pero no teniéndolo en mis manos no he podido abrirlo para ver si me engullía y entraba en su mundo; tu post me ha decidido a comprarlo. Gracias!
Por cierto acabo de leer (y postear) Adam Clarks y si no lo conoces tal vez deberías probarlo.
Saludos!
Podrían hacer una versión para celulares de su página. Es muy buena, pero leerla en el celular es toda una aventura peligrosa.
¡Estamos en ello! Gracias por el consejo 🙂